La crisis de los libros

Me enteraba ayer del aumento de la inversión en publicaciones de libros por parte de las editoriales, que apuestan por formatos más económicos para paliar los efectos de ese atentado terrorista al que, eufemísticamente hablando, se conoce como crisis, o según nuestros gobernantes desaceleración, crecimiento negativo o cualquier otra expresión que suavice la realidad. Una medida que aplaudo, pues los editores se han dado cuenta de la utilidad de vender mucho y barato, y no poco y caro, algo que deberían aprender las industrias audiovisuales, que no quieren rebajar el precio de los cedés, deuvedés o entradas de cine, a precios prohibitivos, o que sólo te permiten ir a ver una película cada muchas semanas. Volviendo al tema que hoy nos ocupa, pese a todo, la industria del libro apuesta con ediciones más cortas, de bolsillo, logrando que la gente consuma, que lea. Desgraciadamente, en la industria del tebeo esto no es así. Sigue habiendo déficit de lectores y publicaciones, en esa crisis permanente que la viñeta sufre desde siempre, agravada por la aparición de las vídeoconsolas y la falta de interés por las historietas. Hace unos meses hablábamos en una reunión de este tema, comprobando que los lectores de cómics somos los mismos de hace 20 años, las mismas personas. Y eso sí es preocupante.