sábado, 6 de septiembre de 2008

Visitas

Era una fría y lluviosa tarde de invierno, oscura como los deseos más ocultos y secretos del ser humano. El viento que soplaba, gélido y aullador aterraba a quién aguardaba bajo los palos de la marquesina que hacía las veces de parada de autobús. Apenas unas cuantas personas paseaban con ese temporal por la calle, pues era imposible resguardarse de la lluvia, que invadía todo lo que deseaba, junto a su compañero el viento. Aquella tarde sólo estaba él en la parada, esperando al autobús, tras un agotador día de trabajo, de esos que es mejor borrar del mapa. Sin ganas de escuchar música siquiera, notó la presencia de alguien a su lado, que le hablaba de una manera muy especial, haciéndole sentir a gusto y logrando que la espera transcurriese rápida. Ambos subieron al mismo autobús, pero se sentaron en lugares diferentes. Uno al principio, y el otro al final. El silencio reinaba dentro del transporte, cuyos tres únicos ocupantes eran el chófer y ellos dos, los cuales atravesaban y capeaban el temporal, durante aquel interminable trayecto de cuarenta y cinco minutos, que terminaba a veinticinco kilómetros del lugar de donde partieron. Al bajar del autobús, el pasajero que más tiempo aguardaba en la estación preguntó al conductor que dónde estaba el otro viajero, a lo cual respondió que aquella noche sólo viajaron ellos dos. Tras describir a la otra persona que pensaba que le había acompañado, la cara del conductor se tornó en una máscara de terror, ya que esa persona había fallecido días antes en el mismo autobús, a la misma hora...

viernes, 5 de septiembre de 2008

Efecto salida

Acabo de leer en la prensa de hoy, en primera página, que el Gobierno quiere promover el efecto salida de inmigrantes, a través de la reducción de contratación en origen, subvencionando viajes de vuelta y otras chorradas xenófobas, dignas de un equipo de gobierno de extrema derecha, o de fascistas como Silvio Berlusconi. Sinceramente, no entiendo cómo se pueden atrever a destruir las ilusiones de tantas personas que vienen en busca de una vida mejor con esas políticas apologistas del odio. Me parece muy vergonzoso, a la vez que triste, que mientras que han sido mano de obra barata y sin apenas derechos, han sido bien recibidos, y ahora que existe una crisis no reconocida quieran darles la patada. ¿Por qué? Porque estos políticos y políticas sólo piensan en su interés personal, olvidándose de aquellos y aquellas que los votan. Para ellos, el pueblo sólo es escuchado cuando es llamado a las urnas, pero se olvidan de conocer sus preocupaciones, leer sus opiniones o escucharlas, ya que el poder les ciega tanto que son incapaces de reconocer la realidad más evidente, que como he dicho en más de una ocasión nada tiene que ver con las encuestas realizadas a través de Demoscopia. No estaría de más recordar las filosofías políticas y dejar de actuar a través del fomento del odio, la desconfianza y lo peor del ser humano.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Autoestima

Hace años tuve la suerte de contar con la amistad postal de Manuel by Vazquez, meses antes de morir. Aparte de partirme de risa con él, pues su sentido del humor y su mala leche eran únicos, aprendí de él la lección más importante de todas las que pude aprender fue la diferencia entre humildad y modestia. El Tío Vazquez decía que la modestia es para los tontos, frase que he tomado como mía ahora. Y quiero explicarla: La modestia es algo que destruye la autoestima, ya que hace que la persona modesta se infravalore y sea incapaz de reconocer su propia valía, reconociendo sus defectos y haciendo del exceso de los mismos una virtud. Y esto está bien visto socialmente, pues está aceptado que no nos valoremos, pero no que reconozcamos nuestras limitaciones, tanto para bueno, como para malo. La humildad es otra cosa, que nada tiene que ver con la modestia, el más destructivo de los conceptos, pues se reconocen las propias limitaciones. Nunca he comprendido por qué está mal visto que el individuo se valore y acepte tal cual, y ese interés por esa falsa humildad que recrimina la propia valía cuando se conocen las limitaciones, alegando arrogancia y superioridad a quién sabe sus defectos y virtudes. Como tampoco comprendo por qué es tan importante para la sociedad hacer que el resto se sienta mal con su forma de ser o pensar, si dista de los cánones.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Alcohol y diversión

Si hay algo que todavía no comprendo es a la gente que defiende la ingesta masiva de alcohol para poder divertirse. Pese a que respeto su forma de pasarlo bien, me resulta imposible poder comprender por qué no son capaces de disfrutar de la diversión sin necesidad de terminar ebrios. Reconozco que, de vez en cuando, me gusta poder disfrutar de un buen vino, una buena cerveza o cualquier otro licor, siempre disfrutando de la compañía con la que comparto ese placer. No es necesario excederse en el consumo para una agradable velada, acompañada de risas y momentos llenos de instantes a recordar. Todo, bien entendido, nos deja el agradable sabor de boca de la vida y de la importancia de compartir las experiencias, buenas, malas, o todo lo contrario. Pero lo bello de vivir es la variedad. Respetable es quién disfruta emborrachándose, como respetable es quién se divierte a través de la diversión sin más alicientes que reírse. Lo que no me parece es respetable es hacer apologías del alcoholismo o incitar a un consumo falto de responsabilidad, tanto a menores como a quiénes no lo son, a través de la ridiculización de una vida sana y exigiendo e imponiendo lo que no se quiere hacer... Respetemos, por favor, que es necesario.

martes, 2 de septiembre de 2008

Digamos Basta


Hace un par de años preparé un trabajo el Centro de Diseño de Rosario, en Argentina, para denunciar las injusticias sociales. Fueron mis primeros experimentos con el Photoshop, y he de reconocer que desde aquel primer trabajillo he aprendido muchísimo. En la página http://www.digamosbasta.com.ar/ está el resultado final. Buscad a Gabriel Díaz entre los diseñadores de España. Espero que os guste.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Con el debido respeto

Son muchas las veces que escucho a la gente exigiendo respeto a sus semejantes, pero sin corresponderles en lo más mínimo, pues sus actitudes, hechos y palabras contienen los más irreverentes comentarios y el mayor de los cinismos, con una extremada ausencia de empatía que les haga sentir el más mínimo respeto por algo que no sea el ombligo propio o su fachada exterior, la cual debe estar impecable a cualquier hora del día. Se habla de respeto unilateral, no correspondido por quién no sabe o no desea aplicarlo, ejerciendo una humillación insoportable para aquella persona que debe respetar. Pienso que habría que enseñar a valorar a nuestros semejantes, comprenderlos, respetarlos, valga la redundancia. Cada vez es más frecuente encontrar que los egoísmos son más insanos, y que la forma de actuar es más criticada con mayor crueldad, sin importar los sentimientos de los demás. El respeto se está convirtiendo en un valor olvidado, que no prohibido, puesto que ello incitaría a valorar a los semejantes. Demasiado individualismo despierta en esta sociedad de apariencias y exteriores cuyo interior alberga lo peor del ser humano, que actúa de forma más irracional que los propios animales irracionales. Me pregunto para qué tanta tecnología si la deshumanización es un hecho cruel y real.

Regresamos

Tan sólo unas líneas para anunciar que el blog retomará su ritmo habitual, con opiniones diarias y más sorpresas. Por cierto, las divagaciones están reabiertas. La dirección es: http://cybernapya.divagaciones.com
Espero que os guste esta nueva temporada...