jueves, 17 de noviembre de 2011

Sanciones absurdas

El interés suscitado por la exigencia de cumplir las normas de tráfico no conoce límites, y llega a los extremos más insospechados, como el sucedido en la última película Larry Crowne, en cuyo cartel Tom Hanks y Julia Roberts salen conduciendo una moto sin casco. A la DGT no se le ocurre otra cosa que multar con 30000 euros a la productora por ésto, pues parece que hacen algún tipo de apología y puede incitar a que se deje de usar el mismo cuando se viaje en motocicleta. Todo debe ser políticamente corresto, sin dejar espacio a la imaginación o la libertad, pues se prohibe todo, hasta la libertad o la imaginación. No me resulta nada difícil ver el próximo rodaje que se haga en España, con la Guardia Civil real y no de figuración multando en una persecución porque sobrepasan los límites de velocidad y van sin casco, seguro y papeles. Estos directivos se deberían dedicar a hacer cosas productivas, y no a privarnos de la libertad o la creación, pues son algo más que importantes, ya que son imprescindibles en este mundo cruel, gris y sin sentido. Aparte, todo el mundo sabe que las películas cuentan historias, no una crónica o un relato objetivo de la realidad. Y quien crea u opine lo contrario, no va nada bien. Y es una verdadera lástima.

martes, 15 de noviembre de 2011

Italia libre de dictadores

Que Silvio Berlusconi nunca ha sido santo de mi devoción es algo tan notorio como público, debido a que no soporto a los dictadores sea del índole que sea, y menos si mancillan la Democracia con sus leyes a medida para salir indemnes de sus abusos de poder. El Gobierno de Il Cavaliere ha sido un escándalo constante, donde la mujer ha sido despreciada y tratada sin respeto por el hecho de serlo. A este magnate le ha podido más el golferío y sus vicios personales que solucionar los problemas de Italia, los cuales parecen importarle poco o nada, pues no sólo negó la crisis, sino que se mofó de la misma. Si patético resulta el aún presidente del Gobierno español, lo de este antiguo cantante de cruceros convertido en mangante(perdón, quise decir magnate) es repulsivo, vomitivo y asqueroso. ¿Cómo se puede permitir el lujo de tratar a las mujeres como mercancías con las que comerciar? A este vulgar imitador de personajillo caído se le debería dedicar el más absoluto ostracismo, ya que no se merece otra cosa. Ninguna Democracia se merece individuos como los nombrados en el artículo de hoy, porque no sólo restan prestigio al lugar que lo representan, sino que humillan a sus habitantes, que dan una imagen exenta de respeto ante el resto del mundo, y eso es algo que ningún pueblo se merece, por muy patéticos que sean sus representantes.