viernes, 24 de mayo de 2013

Tres mujeres asesinadas en el mismo día

Me vuelvo a sentar tras mucho tiempo para escribir sobre violencia de género o terrorismo machista. Vuelvo a preguntarme qué pasa por la cabeza de esos hijos de puta que van de hombres porque tienen genitales masculinos y no son más que despojo humano y tienen que pagar sus frustraciones con la persona que comparte su vida.  A uno de esos energúmenos poco le ha importado dejar a un bebé sin el calor de su madre. La ha matado y ya está, con tan sólo veintiséis años. Estoy más que indignado, harto y muy enfadado porque veo que nada cambia, que no importa si tienes cuarenta y siete, treinta y ocho o veintiséis. Llega un tío que te seduce, te promete el oro y el moro y te engatusa con palabrería bonita hasta que te muestra su verdadera cara y te estampa contra la pared del primer bofetón, ese que perdonas  pero que has de denunciar llamando al 016 y se vuelve tan habitual que crees que eso es amor. NO. Eso no es amor. El amor es dar y recibir, y compartir. Respetarte y respetar a la persona que comparte contigo su vida, que trata de hacerte sentir tan especial como eres, tan hermosa, tan linda, tan sexy, sin importar tu físico, que te valora por lo que eres, no por lo que aparentas. Tú no eres propiedad de nadie, y menos de un hombre. Haz el favor de no ceder a chantajes emocionales, ni perdonar la primera hostia, y menos con la excusa del mal día. Una mujer no se merece ser vapuleada por estos aspirantes a imitadores de hombres. Una mujer se merece mucho más que eso. Pena que no sepa verlo en más de una ocasión.