martes, 23 de abril de 2013

La soledad del escritor

Elijo el día de hoy para hacer un alto en el camino y reflexionar sobre el oficio de escritor, con todo lo que ello conlleva. Esta profesión, a la vez que apasionante es dura, puesto que todavía se considera una afición y no un trabajo como otro cualquiera, sobre todo por los pocos beneficios económicos que da cuando se es inédito y se comienza alejado de las modas mediáticas. Se cree que todo juntaletras, al igual que cualquier tipo de creativo nada en abundancia y usa los billetes de 500 euros como papel higiénico o de fumar, cuando estamos alejados de esa realidad, ya que a menudo somos vilipendiados por esa industria que sin nosotros estaría condenada a la ruina y el fracaso. A los escritores se nos suele decir que se nos hace un favor publicando nuestras obras o cualquier artículo, y que es un honor que nuestro trabajo salga en tal revista o cual magazine, argumento que aprovechan para evitar el pago por dicho trabajo.¿Acaso el honor paga la hipoteca, las facturas o te da de comer? Si a eso le sumamos que dentro del gremio está mal visto reconocer abiertamente que se escribe por dinero, tenemos una serie de catastróficas desdichas que hacen que no podamos ganarnos el pan con nuestro trabajo. A menudo debo soportar que amigos, familiares y personas allegadas me inviten a compaginar las letras con otro trabajo porque el sueldo es insuficiente. ¿Por qué a nadie se le ocurre decirle lo mismo a otro tipo de profesionales, sobre todo si son negocios propios? ¿Tan es fácil sentarse delante de un ordenador a redactar, corregir y maquetar en el caso de que se opte por la autoedición? Creo que no. Hay muchas lágrimas tras la creación de un texto, y muchas dudas a la hora de querer verlo publicado, de si se venderá bien o a veces si merece la pena continuar este duro trabajo tan desagradecido, poco valorado y mal pagado. La tentación de arrojar la toalla y dedicarte a algo normal es demasiado tentadora, sobre todo cuando ves es el monedero, sólo hay unos céntimos y las dudas para saber cómo afrontar los pagos de las facturas que se acumulan. Por otra parte está esa soledad que te acompaña junto a la incomprensión de muchos que te preguntan ¿escritor de qué?. ¡Como si tuvieses que estar especializado en un tema! A ver, yo escribo novelas de ciencia ficción, del oeste, de zombies o de mujeres en tanga rosa si está de moda y me lo pagan bien, amén de mi columna diaria en mi blog. Creo que la sociedad debería tener en cuenta que la Literatura es una profesión como otra cualquiera y respetar a los que nos dedicamos a ella, pues es demasiado habitual confundir a aquellos que quieren tener su libro porque plantaron el árbol y tuvieron el niño con los que, aunque estemos mal pagados, somos profesionales de un trabajo tan duro como es ser escritor.