viernes, 5 de febrero de 2010

Perdidos: Sexta temporada

Empieza el final. Los interrogantes se desvelarán. Las dudas serán resueltas. Los nudos dejarán de estar atados. Todo estará más claro el día 9 de febrero, pues llega a España las sexta temporada de Perdidos, la serie que me enganchó hace poco, y que tan liado me tiene en la actualidad, como a todo el mundo, y por eso ha enganchado a tantísima gente, a tantísimas personas. Hablar de la serie es fácil, y a la vez complicado, ya que la trama es tan complicada que dejar de ver un solo episodio puede suponer perderte un momento clave, lo cual me sucedió a mí durante la 5ª temporada, que no pude seguir cuando se proyectó por primera vez. En esta ocasión, te digo, querido lector, querida lectora, que si el próximo martes no hubiese post, el motivo sería muy bien justificado. Como adelanto, te diré que estoy preparando un cartel para el concurso que Cuatro ha convocado, y que en breves colgaré aquí en primicia. Sólo puedo decir que va relacionado con el ajedrez. Y hasta aquí, puedo leer, como diría Mayra Gomez Kemp. La espera termina, el final comienza. En dos o tres días todo estará mucho más claro, menos complejo...¿o no?....

Sentimientos

Quiero aparcar esta noche la pregunta que quería hacerle a esos sindicatos vendidos al poder para poder hablar de los sentimientos y de la forma de ofrecerlos, regalarlos u ocultarlos. Sentir es algo muy fácil, ya que viene implícito en nuestro ser, pues desde el nacimiento empezamos a sentir de mil formas diferentes, pero intensamente. Amamos con la intensidad más pasional, lloramos exactamente igual, sin dejar reservas como años más tarde sucederá al aprender a odiar, a no querer o a ignorar, cuando la hipocresía y la mentira se instalan en nuestro corazón, cosa que no debería ser así, pero, como dirían en Terminator 2, está en nuestra naturaleza. En este momento de mi vida, me gustaría hacer una confesión, pues quiero seguir desterrando todo aquello que no sea amor, cariño, respeto o sentimientos insanos, con mala fe o de la misma manera. Atrás quiero dejar los odios, dejar paso al amor en todos sus aspectos, pues es un concepto tan grande que a veces es difícil comprenderlo, entenderlo o aceptarlo. El ser humano debe estar preparado para ser fuerte, y sobre todo a saberse débil, ya que eso refuerza la fortaleza. No se puede ofrecer la nobleza de los sentires sin conocer sus miserias. No podemos hablar de triunfo cuando no se conoce el fracaso. Somos capaces de alcanzar las cumbres más altas. ¿Por qué da miedo demostrar los abismos más profundos? ¿Acaso pensamos que el resto no los tiene?

jueves, 4 de febrero de 2010

Velos

A decir verdad, todavía me cuesta trabajo comprender la polémica que existe con respecto a la mujer islámica, pues la aconfesionalidad de nuestro estado debe permitir la libertad de culto. No entiendo por qué se critica que una mujer cubra su cabeza(que no rostro, como en el caso de esa mortaja a la que llaman burka, que roba su presencia a la misma, pero eso es otro asunto), cuando no hace muchos años, la mujer cristiana debía hacer lo mismo para ir a misa. De hecho, recuerdo estampas de mi abuela y mi madre ataviadas de esa guisa cuando debíamos ir a la iglesia en alguna ocasión especial, no siendo criticado ni condenado por nadie. Es más, nunca se ha pensado que estaban siendo sometidas al poder del hombre. Por eso, no veo bien esa hipocresía religiosa o fundamentalista, que condena una libertad de opción, de herejía si tomamos el origen de la palabra a la hora de entender la religión y la creencia. En esta sociedad sólo se tolera lo que no es diferente ni destaca, lo normal, y lo qué queda fuera de esos cánones no está permitido. Por eso se ve habitual un velo en misa, pero no un hiyab en la calle. No seamos hipócritas ni falsos. Tanto derecho a crítica tiene uno como otro, aunque para mí no son molestos ninguno de los dos, pues son herencia cultural, y eso hay que respetarlo.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Gobierno ¿de izquierdas?


La última medida de nuestro Presidente del Gobierno de aumentar la edad de jubilación a los 67 años puede ser definida de mil formas diferentes, todas y cada una de ellas deleznables, denunciables y criticables, atribuidas a partidos políticos que apoyan el capitalismo y se venden a la Patronal, pero nunca a alguien que dice ser socialista, pues el Socialismo defiende todo lo contrario, ya que en la teoría apoya al débil. Con esta genialidad, a José Luis Rodríguez Zapatero se le puede describir de una forma, y exigir que dimita, como anteriormente dije aquí. Pero a su vez es el momento perfecto de exigir, de una vez por todas, a esos sindicatos vendidos al poder que actúen, que no nos dejen solos ante una medida que ni el anterior régimen fue capaz de implantar o imponer. Es necesario salir a la calle, dejarnos de convocar tonterías por las redes sociales, de volver a la revolución, de luchar en definitiva, porque nos están puteando. Gobierno y oposición, que no plantea la salvajada que supone retrasar la edad de la finalización de la vida laboral. ¿En qué piensan? ¿Por qué son adictos al poder? ¿Por qué ignoran al pueblo que les votó? Es necesaria la huelga general ya. Nos están sometiendo, burlándose de nosotros como les da la gana y eso, en Democracia, es intolerable. Es hora de actuar.

lunes, 1 de febrero de 2010

La Muerte del Capitán Marvel


A lo largo de la Historia del Cómic, ha habido muchos autores que han escrito, han narrado, y han dibujado obras que van más allá de la viñeta, para llegar al corazón y al alma de lectores y lectoras. Podríamos hablar de Paracuellos de Carlos Giménez, Maus, de Art Spiegelman o La Muerte del Capitán Marvel, de Jim Starlin. De una forma u otra, nos hablan de historias reales, de planteamientos cercanos que nada tienen que ver con la desbordante fantasía que otras obras nos muestran y ofrecen. En esta ocasión quiero hablar de este último, que acabo de leer hace relativamente poco. La Muerte del Capitán Marvel habla del cáncer, esa puta enfermedad que no da tregua ni perdona, ese asesino implacable. Con una sensibilidad extrema y unas grandes dosis de amor, Jim Starlin nos ofrece la parte más humana de Mar-Vell, un superhéroe que se enfrenta al peor enemigo, su propio cuerpo. Lejos de ser una obra pesimista, nos muestra la vitalidad de la persona enferma de cáncer, sus motivaciones y reflexiones, su impotencia... Cuando llegó a mis manos, pensé que no sería capaz de resistir su lectura, puesto que, tiempo atrás, cuando intenté volver a ver la película Quédate a mi lado(Stepmom), un gran dolor invadió mi corazón, haciéndome estallar en un mar de lágrimas, por una situación anteriormente vivida. Opino que esta novela gráfica no debe quedar en el limbo, y me gustaría pedir a Panini que volviese a editarla, pues su lectura sería beneficiosa para muchas personas.