viernes, 11 de diciembre de 2009

Versión original

Tradicionalmente, el Cine Avenida de Sevilla ha sido el refugio de las películas independientes, aquellas alejadas de los circuitos comerciales, un lugar donde descubrir la calidad cinematográfica, que nada tiene que ver con las cifras de la taquilla y las palomitas, era tónica habitual y reinaba el buen cine, ese que queda grabado a fuego. Esto ha sido siempre así, hasta hace relativamente poco, puesto que el cine comercial ha invadido las pantallas de la sala. Si bien no soy contrario a que una empresa gane dinero, reclamo el espacio que tenían las producciones más minoritarias, aquellas que hacen del Avenida un cine diferente, y no una sala más. El cine independiente se merece su lugar, su espacio, y no debe ser relegado y olvidado por las exigencias y dictaduras de un mercado que lo mismo vende un chicle que una película, sin importar si ésta es buena o es mala, pero sí lo qué recauda en su primer fin de semana. El cine Avenida siempre se ha caracterizado por ser un cine de personas y no de gente, pero su gestión actual ahora sólo nos muestra películas en inglés y en español. Y yo pregunto, ¿dónde están las otras? ¿Dónde quedan los ciclos iraníes o los éxitos de Cannes o Sundance? Espero, y deseo que vuelvan, pues no quiero que se pierdan estos lugares con encanto, por culpa de un puñado de euros.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Libertad y pensamiento

Me siento un privilegiado por vivir donde vivo. Es cierto que soy un inconformista, que me quejo, pataleo, pataleo y me expreso como quiero y estimo conveniente, siempre desde el más profundo respeto, salvo en contadísimas ocasiones, todo hay que decirlo. Pero al menos tengo la suerte de tener ese derecho, reconocido y protegido por la Constitución y las leyes, y gracias a ese derecho, el deber de usarlo como estime conveniente, como desee hacerlo, para opinar libremente. Pero no en todos los sitios es igual. En otros países quién desea opinar con total libertad puede resultar contraproducente, y en más de una ocasión mortal. Quieren tener controlada a la gente que escribe, redactando notas propagandísticas que ensalzan las grandezas del poder y el dinero, y de no ser así, acabar con las voces discordantes, sin importar el método para hacerlo. Por eso quiero decir que es necesaria la opinión disidente, y hay que reclamarla. No podemos dejar que nos cuenten mentiras, o que nos oculten la verdad. Nadie tiene ese derecho, y menos unos gobernantes o magnates, que confunden la libertad de expresión con la libertad de aplaudir.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Aminetou

Hago un alto en el camino para hacer una reflexión que considero bastante importante. Ante la grave situación que Aminetou Haidar está viviendo, y la pasividad con la que los políticos de España y Marruecos están actuando, me veo obligado a exigir que no se deje morir a esta mujer, a esta persona, pues es madre, y sólo desea volver a su casa, el Sáhara, olvidado por ambos países, en un limbo legal que dura 35 años, y que no quieren solucionar, porque no les da la gana. En esta ocasión, nos demuestran que sólo les interesan las masas, la gente y no las personas. Aminetou está muy enferma, agoniza, y les importa una soberana mierda. De producirse el fallecimiento de Aminetou, estaremos hablando de un asesinato, todo por un cacho de tierra olvidado por ambos Ejecutivos, que debería quedar en la conciencia personal de todos y cada uno de aquellos que no han querido ayudar a una persona, como es la obligación de quién gobierna, pues es su responsabilidad. De nada parece servir la movilización, su huelga de hambre, porque no hacen NADA. Tan sólo la dejan morir. ¿Por qué tanta crueldad? ¿Por qué es más importante un territorio que las personas que viven en él? ¿Por qué no se acuerdan de dicho territorio, valga la redundancia, y sobre todo, de quién vive allí? ¿Por qué cuenta tan poco la vida de una persona y tanto los intereses políticos?