viernes, 7 de enero de 2011

Mi primer e-book

Decíamos ayer que aún quedan personas que aún pasan de todo el rollo tecnológico, algo extremadamente interesante y que desarrollamos en una columna para ello. No obstante, hoy quiero tomar el relevo, y hablar de la maravilla que supone el e-book, el libro electrónico, del cual opiné hace unos meses, y que debería ser definido como biblioteca electrónica, ya que caben, literalmente, miles de volúmenes. Hasta que lo he tenido en mis manos, no me he dado cuenta de su utilidad, de sus ventajas, que no son pocas, y mi valoración es muy positiva. Se trata de un aparato muy ligero, fácil de utilizar, que se puede llevar a cualquier lado sin que suponga una molestia u ocupe un espacio innecesario. Si en aquella primera impresión el formato me pareció interesante, ahora lo veo necesario y garantizo un futuro saludable, si las editoriales no cobran precios abusivos por los nuevos formatos, ya que los costes se reducirían de forma considerable. Como oportunidad de negocio, veo que de esta forma el autor podrá tener más control sobre su obra, y podrá autoeditarse sin necesidad de grandes inversiones, como sucede en la actualidad. Espero que los ejecutivos no se vuelvan locos con el tema de la piratería y lo vendan como algo que destruirá la Literatura, puesto que lo que este aparato hará todo lo contrario.

miércoles, 5 de enero de 2011

Vetustos y anticuados

En esta época de avances tecnológicos, redes sociales, Internet y otros tipos de inventos a cada cual más extraño y bizarro, todavía existen personas que pasan de todo ello, y que de utilizar la informática, lo hacen con cabeza, y no sólo para colgar fotos en el tuenti o el feisbuk, pues les importa tanto como un bledo o una mierda. Hace unos días, mientras tomaba café en el Múapelo, tuve un reencuentro con un amigo cuyas charlas de Filosofía extraño, y que en otro momento relataré aquí por su interés. Me dijo que no usaba la Red, y que cuando lo hacía, era para ver recetas de cocina y partituras de batería, cosas que copiaba con un cuaderno a mano, pues decía que le aburría usar la impresora para tener esos datos. Me gustó aquello, pues me recordó aquellos trabajos de Primaria, donde recolectábamos datos en la Biblioteca para después ser resumidos y ordenados antes de ser entregados en clase. Otras personas tienen su cuenta de Messenger o Tuenti y no les prestan atención, pues creen en las relaciones personales, lo cual me parece loable y digno de admiración, pues no se dejan dominar por estas cosas extrañas, como suelen definir a Internet. Pero lo mejor es no tener nada de eso, usar correo electrónico porque no queda más remedio y es más cómodo. Estar al margen de tanto avance, ser anticuado, vetusto o desactualizado es algo necesario, pues tanto avance nos vuelve más ignorantes si cabe, ya que tenemos un conocimiento superficial de muchas cosas, y profundo de nada, en muchos casos literal. Por ello me alegro de encontrar a personas vetustas, anticuadas y desactualizadas. Porque son extremadamente necesarias en la sociedad actual.