miércoles, 11 de enero de 2012

Entre el pensamiento único y la pérdida de libertades

Aterrador y oscuro se presenta el momento que estamos viviendo, donde sólo importa el dinero y el poder por encima de todas las cosas. Hablar de libertad o pluralidad es una osadía tan grave que resulta más cómodo y constructivo establecer dos corrientes de opinión, a favor o en contra, pero no discordantes con lo que nos imponen que deba ser el asunto a valorar. El otro día, le preguntaban a Punset sobre un único gobierno mundial, y éste hacía apología de ese nuevo orden que se está estableciendo. ¿Cómo se puede defender semejante aberración, por muy barata que resulte económicamente? ¿Acaso sólo importan los billetes y monedas de curso legal? Me niego a compartir las valoraciones de este comunicador, porque creo en la Libertad por encima de todas las cosas y en su defensa a cualquier precio, incluso entregando la vida, tal como ha sucedido en el pasado. Es cierto que no se ha luchado lo suficiente, y que ahora vivimos un neomedievo donde las clases poderosas someten al resto y lo despojan de todo, hasta de su dignidad, pero no podemos permitirlo. Que se esté empezando a actuar es una gran noticia, pero todavía no se hace suficiente. Es necesario hacer el cambio, dejar de ser borregos y tener capacidad crítica, lo cual se consigue haciendo un pueblo más culto, más informado y menos analfabeto. Me pregunto si la gente, la gran masa, estará dispuesta a evitar que sea pisoteada tal como se está haciendo ahora.

Premios, méritos y candidatos


Hace unos días se hicieron públicos los documentos que revelaban que a John Roland Reuel Tolkien no fue merecedor del Premio Nobel de Literatura de 1961 porque su prosa era de segunda categoría, que no estaba en modo alguno a la altura de la narración de alta calidad. En honor a la verdad, soy incapaz de comprender dicho veredicto, ya que considero la literatura del autor de El Señor de los Anillos de una riqueza y una creación extraordinarias. De hecho, creó su propia gramática, conteniendo sus textos una semántica extensa y variada como decíamos hace unos días al hablar de la adaptación cinematográfica de El Hobbit. Siempre he considerado que todo el mundo debe tener acceso a la Cultura en cualquiera de sus manifestaciones, y no quedar reducida al capricho de una sociedad elitista de tontos de las letras o prepotentes pedantes que compiten por su nivel de fanfarronería en vez de mejorar el cultural, por lo que me resulta incomprensible e inconcebible que a uno de los mejores escritores de la Historia, tal como posteriormente se ha demostrado, se le haya negado tan magnífico y prestigioso galardón. Un galardón que se ha de entregar con criterio y rigurosidad, no cegados por un interés de alejar la Cultura del resto del mundo y la sociedad.