viernes, 9 de julio de 2010

Tabúes que no debo tocar

Está visto y comprobado que mis opiniones sobre el fútbol no deben ser publicadas en ningún sitio, y sólo expresadas en la barra de un bar delante de amigos, colegas u otros clientes. ¿Por qué? Porque el dichoso deporte rey mueve mucho dinero y es algo intocable. A todo el mundo le debe gustar ver a 22 millonarios pelearse por un balón, sin sentir los colores. En esta ocasión no hablo mundiales de selecciones, pues ya quedó claro lo qué dije en su momento, y no pienso volver a repetir. Poco importa que vándalos tiren botellas contra autobuses porque el Betis bajó a Segunda, o las peleas que se montan en los momentos antes o después del partido. Eso es normal. Son cosas que pasan. Está socialmente aceptado. No obstante, si un psicópata mata a una persona diciendo que juega al rol, a la videoconsola o lo ha visto en un tebeo, se suspenden jornadas, se hace una caza de brujas y se condena socialmente a cualquiera que sea aficionado a esta cultura. ¿Por qué? Porque es minoritario y no deja los ingresos que genera el balompié. En los años que llevo coleccionando cómics, tebeos o BD's, jugando al rol, a las miniaturas o pintándolas, que no son pocos, jamás me he peleado con absolutamente nadie porque mi ejército sean los Ángeles Sangrientos y mi oponente juegue con la Legión Negra, némesis de éstos según el trasfondo de los libros. Al contrario. Tengo muy buenos y queridos amigos que comparten afición. ¿Cuántos forofos de un equipo pueden decir eso de los seguidores del rival? Muy pocos. Sin embargo, somos los frikis los demonizados por culpa de esa normalidad que olvida la deportividad que debería reinar en un deporte, valga la redundancia.

jueves, 8 de julio de 2010

Libros apasionantes

Acabo de descubrir el clásico de la literatura Guerra y Paz, de León Tolstoi, gracias a un querido amigo que me ha invitado a su club de lectura. A pesar de las pocas páginas aún transcurridas en la larga novela de este escritor ruso, me atrevería a decir que me enganchará tanto o más que Los Pilares de la Tierra, de Ken Follet, pues la primera impresión que tengo es la de una historia apasionante, instructiva y de la cual se puede aprender de manera muy grata. Elegida una edición de bolsillo, aguardo me llegue otra de coleccionista, fechada en 1948, que he adquirido a precio irrisorio vía Internet, pues tengo algo de bibliófilo, aunque mi colección sólo contenga dos o tres volúmenes de este tipo. Pese a todo, enfrentarme a Guerra y Paz no es nada fácil, pues se antoja una misión harto difícil en todos los sentidos. Un desafío al que debo enfrentarme y superar de forma airosa. No sé el tiempo que tardaré en completar la densa lectura que supone la obra de Tolstoi, pero al igual que con el número de miniaturas que poseo, tampoco me importa. Seguro estoy que sobrepasará las dos semanas el transcurrir de los más de 500 personajes, que espero y anhelo comprender, aunque no comparta sus ideas o en otros casos sí. Pero de esto no puedo hablar aún, pues en el momento de escribir esto, tan sólo han pasado las primeras páginas...

miércoles, 7 de julio de 2010

Jubilación a los 70

Mientras la Selección Española llega a semifinales en los mundiales de fútbol, la Unión Europea propone aumentar la edad de jubilación a los 70 años, alegando la baja natalidad y que peligra el Fondo de Pensiones. Una noticia de gran importancia eclipsada por la cortina del fútbol, lo único que parece interesar en España, puesto que ha sido tocada en medio de un maremágnum de actualidad trivial, liviana y absurda. Ningún comentarista ha hecho declaraciones al respeto y la prensa parece haber obviado esta nueva puñalada a los derechos de los trabajadores, los siempre afectados por la incompetencia de gobernantes, políticos y poderosos. Como si no fuese suficiente con esa barbaridad de aumentar la jornada laboral hasta las 65 horas semanales, ahora pretenden retrasar la edad de jubilación a los 70. De nada ha servido la lucha de años, los muertos en el camino y la conquista de los derechos más básicos. Abandonados por un sindicalismo corrupto que fomenta la precariedad laboral cuando contrata a sus empleados a través de ETT's, veo esta batalla perdida, ya que nadie se ha enterado de ello, y pongo en duda que la noticia trascienda más allá de este blog, porque la gente tiene otras cosas en las qué pensar, distraída por los medios de comunicación, que dan prioridad a 22 millonarios que corren detrás de un balón, y no al salvaje atentado que clase trabajadora sufre en nombre de una crisis provocada por la codicia de unos cuantos, que no han tenido tantos beneficios como en otros años, lo cual no significa que hayan perdido dinero.

Relevos generacionales

Cuando el otro día llegué a la tienda donde compro Warhammer, supe que una etapa de mi vida había pasado página, y que debía escribir una nueva en el apasionante mundo del modelismo. Acostumbrado a entrar allí no sólo a comprar miniaturas y charlar con los dependientes de consejos de pintura o de otros menesteres, o esperar a algún amigo para ir a tomar café, echar una partida o sencillamente vernos. Eran tiempos en los que los blísteres, cajas o pedidos a Venta Directa eran una excusa para reunirnos en torno a una afición que forjó grandes amigos, pues no sólo compartimos momentos de risas y frikadas. Hoy la cosa ha cambiado. Nadie queda de aquellos amigos que nos vendían nuestro hobby, que nos aconsejaban y nos obligaban a pintar, o de lo contrario no adquiriríamos nuevos productos. Hoy, las nuevas generaciones de aficionados a Warhammer han dejado de ser frikis aficionados para pasar a convertirse o transformarse en niños de papá que juegan porque están de moda y pueden permitirse comprar toda una compañía de Marines Espaciales, aunque nunca terminen de montar más de dos escuadras. Me apena no haber presentado mi Orko Marikita en el concurso de pintura, tradición de antaño, que no sé si recuperaré, pues he dejado de sentirme integrado en un sitio que antaño significó tanto para mí y que tan buenos momentos me regaló....

lunes, 5 de julio de 2010

Autocensura

He autocensurado el relato correspondiente al sábado literario. Su extremada dureza al tratarse de un vómito del alma ha hecho que temiese por mi propia seguridad. Es la primera, y espero que única vez que me impongo censura en la opinión, pues ya sabes, querido lector, querida lectora, mi ausencia de pelos en la lengua a la hora de abordar según qué temas. El relato en cuestión, cuyo título era ¿Soy español?, comenzaba emulando al gran Pepe Rubianes diciendo que a mí la España que apoya a la Roja me suda la polla por delante y por detrás, ya que pretendía hablar de los patrioteros que me tachan de antiespañol porque el fútbol me produce arcadas y da asco. Cansado de esos patrioterismos hipócritas, alejados del patriotismo, que unen para ver a unos analfabetos mediocres pegar patadas a un balón y no para sacar a España de la ruina, manifestarse contra el Gobierno, la corrupción de los sindicatos o la destrucción masiva de desempleo, preguntaba en voz alta por el destino de las banderas rojigualdas si la Selección perdía. Y también hablaba de España, esa palabra tabú, sustituida por el Territorio Nacional, El Estado, o la Piel de Toro. Una palabra de nuevo en boca por el maldito fútbol, que regresaría al olvido, o lo qué es peor, a la mierda una vez finalizados los Mundiales. Me negaba, y aún me niego a apoyar a ningún Combinado Hipócrita porque yo me siento español siempre, y no sólo 15 días cada dos años, mientras el balompié es lo único que importa.