lunes, 16 de enero de 2012

La justicia de los sinvergüenzas para los sinvergüenzas

Se acabó. El juicio por el asesinato de Marta del Castillo ha terminado con una condena tan injusta como absurda y desproporcionada. Tan sólo 20 años de condena al asesino confeso Miguel Carcaño. De nada ha servido que testigos aportasen luz a este oscuro caso, pues si bien los testigos están obligados a decir la verdad, los acusados se pueden acoger al derecho de mentir para no testificar en su propia contra. Que la Justicia diga que es una sentencia impecable es incomprensible, pues se ha tenido en cuenta a la mentira, la manipulación y la burla más sádica y cruel. Con este fallo, se demuestra que en España sale excesivamente barato, rentable y lucrativo matar a una persona, pues los encubridores se van de rositas, mientras los padres de la víctima siguen sin saber siquiera a dónde llevar unas míseras flores. Cuando Pedro Pacheco dijo que la justicia era un cachondeo, le impusieron una elevada multa, a pesar de llevar toda la razón del mundo. Ahora unos sinvergüenzas sin ética, moral y mucha estética salen a la calle tras torturar durante años a dos personas que han perdido a una hija a la que aún no pueden velar ni dar sepultura por culpa de otros sinvergüenzas carentes de todo sentido de la Justicia que sólo se han basado en las pruebas y recovecos para condenar por la mínima a un monstruo frío e implacable, con apariencia de persona.