jueves, 28 de marzo de 2013

El terrorismo de la lucha contra los desahucios

Con estupor, asombro y vergüenza ajena veo cómo los diputados Partido Popular quiere desacreditar a aquellas personas que están tratando de enfrentarse a su pasividad ante los abusos de la banca y los propietarios del Dinero, que les ordenan que destruyan a la sociedad en esta guerra encubierta que ayer denunciábamos. Se quejan de que tienen hijos y éstos están asustados. ¡Como si los de los desahuciados no tuviesen miedo o sus huérfanos no sufriesen debido a los suicidios provocados por unos políticos corruptos que sólo piensan en acumular años en la poltrona para después salir con pensiones vitalicias y cargos en empresas híbridas desde donde seguir robando a la ciudadanía. Si, querido lector, ROBANDO. Aquí hay que llamar a las cosas por su nombre y perder el miedo al que nos tienen sometidos, a esa indefensión inducida de la que hablaré en otro instante. El hecho de acusar a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de estar en el entorno abertzale o de la ETA es lo más ruin que se puede decir sobre una persona que lucha por mantener el techo de sus hijos. En este conflicto económico y financiero no podemos ni debemos quedarnos en casita viéndolas venir. Hay que salir a la calle a defender lo nuestro, nuestras ilusiones, porque aquí está perdiendo su hogar, algo más que su casa un sinfín de personas, sin importar que sean simpatizantes, militantes o votantes del PP, PSOE, IU o el PGB. El banco no pide el carné de afiliación política para embargarles ese hogar por el que se llevaron tantos años luchando. os desahucia y punto. El banco sólo quiere dinero y si no lo tiene, reclama lo que no se ha podido pagar. Recordemos las reglas del Monopoly, que no son más que un reflejo del sistema capitalista, ese que se empeñan en rescatar, pese a que se ha demostrado que no funciona.Creo que es totalmente lícito el escrache, porque así los políticos se enteran del sentir de la calle, algo que han olvidado al quedarse encerrados en sus despachos de la Diputación, el Congreso, el Parlamento o cualquier Ayuntamiento, aunque pediría que no se limitase sólo a los de un grupo político, porque aquí el enemigo es la banca y sus lacayos, los representantes que bailan al son de las canciones que dictan los que están en la sombra, y que no quieren dar la cara, aunque la gente ya los va descubriendo.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Guerra sin bombas

Consciente de la importancia de la opinión crítica e irreverente y a pesar de mi hastío por  la situación de la actualidad mundial, creo necesario que vuelva a opinar sobre lo que se está cociendo en nuestro alrededor. Siempre me he negado a definir esta crisis como tal, diciendo que esto es un atentado terrorista en toda regla, mucho más salvaje que los del IRA o la ETA. No obstante, y tras mucho analizar, reflexionar y observar en silencio, no tengo la menor duda de que si bien no estamos siendo bombardeados o los militares están en la calle pegando tiros, lo que está sucediendo en estos momentos en una guerra. La Terecera Guerra Mundial o la Segunda Guerra Civil Española, poco importa, tanto da. Pero sí es una guerra encubierta de la cual va a ser muy difícil que salgamos sin unión ni valores. Empezaremos a hacer parelismos.
En un conflicto armado, la gente pierde sus casas porque los bombardeos las destruyen. Hoy la gente es desahuciada. ¿Qué hacen los representantes por evitar esto? Nada.
¿Acaso los suicidios de las personas que han sido desahuciadas no son comparables con las víctimas inocentes y civiles de una contienda?
Durante las hostilidades, la industria sufre ataques y destrucción masiva a través del impacto de los proyectiles de mayor tamaño o los diferentes saqueos, mientras la clase política se refugia en búnkeres y juega a los muñequitos para ganar posiciones y conquistar los territorios enemigos.
Continuemos con la generación de pobreza, la cual es equiparable a la quema de propiedades, unida a las subidas de precio de productos básicos y caída de los sueldos. El famoso sacrificio por un bien mejor y la patria.
Una guerra no sería tal si no se huyese del país atacado con las maletas llenas de dinero y dejando sus arcas vacías. ¿Cuántos escándalos de corrupción han saltado a la palestra, y cuántos hay que no conocemos? Que si el caso Bárcenas, Gürtell, Urdangarín, los ERE de Andalucía, el caso Campeón o las millonarísimas sumas que reciben los directivos de la Banca cuando son despedidos... Y sobre todo el hecho de desprestigiar la honradez. Toda persona honrada es considerada estúpida porque no ha metido la mano si ha tenido ocasión.
Los recortes en Sanidad y Educación son totalmente equiparables a los bombarderos abriendo sus panzas para dejar caer los proyectiles sobre hospitales y escuelas.
Vemos que en esta supuesta crisis los ricos cada vez tienen más y los pobres menos. ¿Quién está detrás de ésto? ¿El Club Bilderberg, los Illuminati o Goldman Sachs? Poco importa tanto da. El hecho es que nos quieren destruir e impedir que reconstruyamos, porque esta guerra no se libra en los campos de batalla. Es tan sutil que pasa desapercibida, y por lo tanto no se puede luchar en contra de ella, y mucho menos tener consciencia para reconstruir lo que desde la sombra se está destruyendo y a la vez creando. Es decir, se hace desaparecer la clase media y se acentúan las diferencias entre pobres y ricos.