viernes, 28 de enero de 2011

Sobre sueldos, fútbol y sociedad

No me gusta el fútbol, lo cual es algo sabido en mi entorno por la mayoría de las personas que me conocen. Para mí es un entretenimiento menor, pese a que es considerado el deporte rey en España. Este es el motivo por el cual me pregunto hacia mi interior y lanzo la cuestión al resto de las astronómicas y vergonzosas cantidades de dinero que cobran unos individuos con el coeficiente intelectual de una ameba por darles patadas a un balón, mientras las personas sobradamente preparadas reparten pizzas, hamburguesas o limpian las calles remuneradas con sueldos de mierda. El otro día me dijeron que esos señores mueven más dinero del que cobran, ante lo cual volví a preguntarme: ¿todo vale por dinero? ¿acaso es lo único que importa? Que me expliquen a mí qué diantres aporta a la Cultura, al desarrollo intelectual de la sociedad, porque o soy muy torpe, o no lo veo, y de camino, que me muestren por qué se fomenta el balompié si crea odio, rivalidad insana y enfrentamiento entre personas y gentes,como hemos visto en según qué vídeos, declaraciones u otros asuntos que son alabados sin que vean cuan intolerantes llegan a ser. Todo por un puñado de euros. Me niego a apoyar o identificarme con un deporte que hace apología del racismo, la xenofobia y el odio,saliendo indemne de ello, ni a quienes lo practican a esos niveles, a esa élite que no sabe hacer la o con un canuto y se cree superior al resto por ganar dinero a espuertas, como si eso fuese lo único importante. Y por supuesto, me desmarco de esta sociedad de borregos que es capaz de manifestarse si le quitan el fútbol, y no por los desmanes y abusos que sufre gracias a la clase política, la banca y otros instrumentos de poder.

martes, 25 de enero de 2011

Palmeros, lameculos y pelotas

En esta sociedad actual, donde la rebeldía y la rebelión están condenadas, prohibidas y hasta mal vistas, el debate respetuoso es tan inexistente como añorado. Usando el insulto y el alzamiento de la voz como únicos argumentos, se acallan opiniones, pues quienes hacen apología de lo políticamente corresto no soportan que se piense diferente a lo que ellos establecen, y no dudan en enterrar cualquier atisbo de respeto, educación o saber estar si alguien plantea una idea diferente. Crean una corriente de pensamiento que no es otra cosa sino una censura clara y abierta, más férrea si cabe que la de los dictadores, puesto que sólo desean un mundo repleto de palmeros, lameculos y pelotas que alaben las virtudes de incompetentes con ansias de poder, exentos de inteligencia y cargados de ideas totalitaristas, que osan criticar a los dictadores, sin aplicarse el cuento, ya que actúan como tales, abusando del poder que las urnas les otorgaron, y no quieren perder si las elecciones no les son favorables. No estaría de más hacer algo ara fomentar la libertad real, la que se aleja de esa perfección de cuerpos sanos, que rechaza el tabaco, sigue unas normas injustas sin cuestionarlas y cree que un mundo mejor es posible.