viernes, 10 de febrero de 2012

El Aleph, de Jorge Luís Borges

Debo reconocer que hay libros y autores que me persiguen. Corría el año 1986 cuando leí un libro de Alberto Corazón titulado El hombre que hace Letras, en el cual descubrí una palabra, Aleph, buey en asirio, título de un libro de Jorge Luis Borges. Durante años este autor, y en concreto su libro titulado así han estado acechándome de forma constante, incluso cuando vi El Golem de Paul Wegener en aquel ciclo dedicado al cine mudo, donde supe que el gato que sale pertenece al poema del autor al que hoy dedicamos la reseña. Sin lugar a dudas, me encuentro ante palabras mayores en el género de la narrativa y la Literatura, un libro inolvidable que nos hace un recorrido por la Historia de forma amena, interesante y fácil de leer. A pesar del tiempo transcurrido, considero que merecía la pena esperar todo este tiempo para deleitarme con el contenido, leído en esta ocasión en formato electrónico, aunque deseando estoy que a mis manos llegue una buena edición de El Aleph en papel para que su disfrute sea completo, ya que es un clásico, y éste debe ser degustado en toda su esencia, desde el tacto hasta el cierre de la última página, de forma lenta, como a mí me gusta hacer cuando un libro me deja con un agradable e inolvidable sabor de boca, tal como ha sucedido con El Aleph.

jueves, 9 de febrero de 2012

La revolución de los maduros

¿Qué le pasa a la juventud actual para ser tan conformista ante las injusticias que se están comentiendo de forma constante? Me apena comprobar cómo la mayoría de las personas que se están moviendo tienen una edad media de treinta años, mientras el resto no hace prácticamente nada por luchar por su futuro, esperando que vengan otros a arreglárselo, ya que suelen estar demasiado ocupados delante del tuenti, el feisbuk u otros entretenimientos banales y superficiales. Preocupante es este conformismo juvenil, este pasotismo que supera a los de tiempos pasados. soy incapaz de entender qué detiene la rebeldía que define a la juventud sea un recuerdo de mayores nostálgicos de un tiempo pasado, sin plantear si fue mejor o no. Desconozco si el culpable de esta situación es el televisor o la telebasura, porque hoy no es ese el debate. Sólo pido que en esta revolución que estamos viviendo participe todo el mundo, ya que todos somos los perjudicados por las injusticias y las tropelías de los poderosos y amos del mundo. Es hora de unirse, jóvenes, maduros, adultos y viejos, ya que será la única forma de derrotar este terrorismo organizado por quienes más tienen y sólo desean más, aunque el precio a pagar sea tan alto que lo único que les quede sea el dinero.

martes, 7 de febrero de 2012

Obituario: Antoni Tàpies


Aún recuerdo la primera vez que vi la obra de Antoni Tàpies, allá por el tan lejano 1995, cuando empezaba a estudiar Artes y Oficios. Gracias Marisol, una profesora de Dibujo Artístico empecé a conocer la vanguardias en una ciudad tan anclada en el Barroco como es Sevilla. Poco iba a imaginar yo que meses más tarde mi obra formaría parte de una exposición colectiva donde el recientemente fallecido también participaría. Siempre admiré su obra y traté de estudiarla de manera profunda, lo cual me hizo comprenderla y entenderla. Cuando en el año 1999 la empresa Altaya ofrecía litografías al público general a precios extremadamente populares dentro de una colección, pude hacerme con cuatro de aquellos grabados, entre los cuales se encontraba el titulado M, ojos y cruz. Siempre vi a Antoni Tàpies un hombre tímido, taciturno, por lo que nunca tuve la oportunidad de tratarle o coincidir con él, de lo que hoy, que escribo su necrológica me arrepiento. Grande e importante ha sido su aporte a las vanguardias artísticas mundiales, y su obra es estudiada en los libros de Historia del Arte, donde es todo un referente y un ejemplo a seguir. Hoy el Arte está de luto, porque ha perdido a uno de sus referentes más importantes e internacionales. Descanse en paz, Antoni Tàpies.