A pesar de todas las advertencias recibidas, por activa y por pasiva, anoche me introduje en la secuela de Batman: The Dark Knight Returns, que analizamos hace pocos días. A sabiendas que se trataba de una bazofia infumable, el interés y la curiosidad pudieron conmigo y me dispuse a saber de qué iba, encontrándome con la peor mierda que he podido leer en mi vida. Decir que Batman: DK2 tiene argumento es una vulgar falacia, pues la acción transcurre sin pies ni cabeza, mostrando personajes, como si de cromos se tratase. Aburrido hasta el infinito, los tres tomos se convierten en un suplicio que nada tiene que ver con la primera parte. Desde mi punto de vista y opinión, no cuenta nada, aporta lo mismo que narra y es tan prescindible como olvidable e innecesario o previsible. Cuesta creer que sea el mismo autor de Ronin, Elektra o Sin City el creador de este insulto a la Inteligencia y al mundo e historia del Cómic. De hecho, ésta será una de las obras que considere en el futuro como inexistentes, ya que negaré que hay una secuela de Batman: El Regreso del Señor de la Noche. No se merece decir que es la segunda parte de tal obra maestra de la Literatura.
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