miércoles, 1 de junio de 2011

Más reflexiones sobre el amor

Ha llovido mucho desde aquel primer artículo que escribí sobre el amor y el desamor, en el cual hablaba de miedos y hombres que no sabían amar a las mujeres. En esta ocasión, me duele ver cómo se desprecia este sentimiento para dejarse vapulear por canallas sin sentimientos que sólo piensan en exhibirlas como trofeo y anular todo su ser, sus ilusiones y su vida, convertidas en meros satélites de un ser egocéntrico que se cree que el Universo gira a su alrededor, en un comportamiento machista consentido por muchas de ellas, renunciando a su autoestima y todos los logros conseguidos a base de innumerables esfuerzos. Me pregunto por qué se desprecia a los hombres que saben ser gentiles, amorosos, románticos o detallistas y se persigue a los cabrones que no saben estar a la altura en ningún sentido como colegialas detrás de un cantante. Ver a féminas, amigas o no, humilladas por estos seres despreciables me revuelve las tripas y cuestionarme si tan poco se valora la Mujer para dejarse atrapar en estas redes de desprecio, sumisión y anulación personal, donde el respeto es una mera utopía que no se utiliza porque ellos creen que sus mujeres no lo merecen, ya que forman parte de sus posesiones, aunque no las más valiosas, ya que no las aprecian salvo para los cinco minutos de satisfacción sexual propia. Amar es una cosa muy bella que se debe hacer con ternura, entrega y valoración mutua, sin luchas de poder o control por la relación, sin reproches, dejando los rencores de lado y dándolo todo, aunque se sepa que es poco. La definición exacta de ésto sería sometimiento, posesión o sumisión, algo que se aleja del concepto de Amor, ya que este último da vida y felicidad, al contrario que la angustia que representan los malnacidos que no saben amar a las mujeres.

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