lunes, 1 de junio de 2009

Cosas que nunca entenderé

Que la sociedad estadounidense nos sorprende día a día con sus comportamientos, normas y situaciones sorprendentes, es la tónica habitual de las noticias. Pero cuando se trata de la doble moral, de las moralidades y moralinas, no resulta difícil sorprendernos, llegando incluso a criticarlos. A mí me hace gracia ese derecho constitucional a poseer todo tipo de armas para defensa propia. Alegan que pueden ser invadidos por el rey de Inglaterra o cualquier otra excusa más inverosímil si cabe, pero son incapaces de ver las matanzas que suceden a su alrededor o los asesinatos u homicidios que pasan al lado de su casa. Esa imagen del campesino en el porche de su casa con la escopeta de dos cañones que tanto se da en la América profunda es socialmente aceptada. Sin embargo, en tanto y en cuanto nos referimos a cuestiones de sexo, nadie osa hablar del tema a no ser que sea para condenar su práctica o censurar cualquier tipo de comportamiento. ¿A dónde quiero llegar con esto? Pues a la condena de varios años de cárcel a un coleccionista de tebeos por tenencia de material pornográfico. Esto que aquí es impensable, y que puede resultar hilarante, en Estados Unidos es tan serio como los atentados de las Torres Gemelas. Miedo me daría mudarme a territorio norteamericano, pues yo también tengo mis tebeíllos guarretes, como varias obras que adquirí cuando tenía unos años menos y mi pelo ni siquiera empezaba a ser plateado por las nieves del tiempo, como diría Gardel en su tango. Pienso que es una soberana estupidez meter entre rejas a alguien por unos tebeos. Al fin y al cabo, como la vida y la muerte, el sexo forma parte de nuestra naturaleza.

2 comentarios:

  1. ¿Tú mudándote a USA? ¿paquéee?

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  2. A vé, dezaragoza,que en USA no hay tapas, y la cerveza no es Cruzcampo...
    Jajaja

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