El sexo, los penes y el orgasmo

El otro día, mientras leía el blog de una querida amiga, pensé en el sexo, y en lo dominado que está por el falo. Cuando se habla de plenitud sexual se suele asociar a erecciones que se prolongan en el tiempo, o tamaños descomunales del pene, ignorando u obviando que el sexo no sólo es lo genital, ya que la excitación se produce en todo el cuerpo. Cuando escribía Pollas plastificadas, coños mojados, hablaba de esa relación del sexo con los genitales, cuando nada tienen que ver, pues lo genital es una parte más de ese regalo divino que es el sexo. Pero los tabúes están ahí. La represión de la sexualidad, del placer, del goce nos hizo esclavos de una mala interpretación de todo aquello. Creo que es necesario romper con todo eso, ya que hay que explorar nuestro placer, sin sentirnos culpables ni obligar a nadie, respetando los límites que se establezcan. Cuando las religiones tratan de controlar nuestra sexualidad, lo hacen para robarnos nuestra libertad, ya que es el único momento en el cual nos mostramos con total desnudez, tanto física como mental o espiritual, y eso no interesa. Por eso está mal visto. Por eso lo prohíben. Pensad en ello, piensen en ello...