miércoles, 18 de junio de 2008

Fumadores intolerantes

Hace unos días me pedían permiso para fumar, mientras caminaba con un conferenciante al que me presentaba y agradecía su ponencia. Aquello me dio motivos para escribir una entrada por lo curioso del caso. Hoy ha pasado todo lo contrario. Alguien ha entrado en mi lugar de trabajo, una tienda de comestibles, alguien con un cigarrillo recién encendido, negándose a apagarlo a sabiendas de la prohibición, por ley de fumar en los establecimientos. A pesar de mis argumentos en contra de su decisión, y de exigirle que lo apagase, este señor nos obligaba a tragar su humo de segunda mano. ¿Por qué? ¿Por qué tengo que tolerar que me apesten con el humo? Estoy en mi derecho de pedir y exigir tolerancia por parte de aquellos y aquellas que fuman, como yo tolero que a mi lado se haga. Es más, no me importa que, mientras tomo café con alguien, espero que nos sirvan un plato o en cualquier otra circunstancia, se enciendan un pitillo, pues comprendo que es un placer del cual soy incapaz de ser partícipe, pese a que los momentos compartidos son importantes por la compañía, y esto es algo que siempre invita a hablar de ello en post's o comentarios.

2 comentarios:

  1. Leyéndote no puedo evitar acordarme de un cartel (genial, por cierto) que vi hace poco:

    "Nosotros respetamos su deseo de matarse poco a poco. Por favor, respete usted el nuestro de vivir sanos. No fume aquí"

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  2. Recuero, Yadis, aquella merienda en aquel café libre de humos, porque te negaste a tragar humo de segunda mano, ahíta de tanta falta de respeto... Me alegro de verte de nuevo. Besos

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