domingo, 24 de febrero de 2008

Primera entrega de fascículos

Las reacciones del ser humano son sorprendentes, sobre todo cuando se presentan novedades en cualquiera de sus facetas, pues pretenden acapararlas, aunque después no les presten la más mínima atención. Hoy he ido a comprar el periódico, como cada día, y cuál ha sido mi sorpresa al ver que estaba agotado en el estanco donde habitualmente lo adquiero. Desplazándome 25 kms. hasta Sevilla, recorrí más de tres sitios, en los cuales no quedaban ejemplares, ya que el reclamo de esta semana era la primera entrega de una colección dedicada a la cocina, ofrecida de forma gratuita, junto con el diario. Sé que la mayoría de aquellos que hoy compraron la prensa no volverán a hacerlo, ni siquiera se molestarán en leer el libro de cocina, ver el DVD de regalo o terminar la colección que hoy se oferta. Entiendo a las editoriales de estos medios, pues las ventas son escasas, o eso nos dicen, al regalar estas colecciones, o hacerlo a precios irrisorios, aunque después se coticen a precio de oro. Lo que no comprendo es ese interés en hacer acopio de las primeras entregas si después no se van a completar la colección. Que me expliquen a mí de que sirve tener el primer ejemplar de una colección que sólo servirá para montar un barco, una moto o cualquier otra reproducción a escala. Hasta ahora, yo he completado la mayoría de las colecciones por fascículos que he comenzado. No me gusta empezar algo y dejarlo a medias. De hecho, a lo mejor he adquirido libros sueltos de una colección porque su precio en librería supone desembolsar el triple de lo que la entrega vale. Pero eso son casos particulares. No sé por qué la mayoría de la sociedad actúa de esa forma tan compulsiva, privándonos al resto del disfrute de comenzar y terminar algo que nos interesa.

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