sábado, 10 de noviembre de 2007
Evasivas, formas y educación
El miércoles me fui de concierto. Ya sabéis que existe un gran almacén en Sevilla que organiza actividades culturales, a las cuales suelo asistir con con cierta regularidad. En esta ocasión, podría hablaros de un concierto al que no pude asistir, a una conferencia que no pude ver, el público a punto de sentase en el suelo por falta de sillas... Pero no. Hoy quiero reflexionar sobre las formas y el comportamiento. Entre los asistentes coincidí con alguien a quién durante años consideré y creí amigo. El hecho de excluirlo de este grupo desde aquel momento fue por una forma de actuar que colmó una paciencia agotada tras varias llamadas rechazadas. No coincidía con él desde este verano, y al preguntarle qué tal le iba, me respondió con evasivas y malas formas. Sus respuestas eran maleducadas, y llegaban a la ofensa. Desconozco si ese comportamiento era porque estaba con su novia, o por otro motivo, pero eso no es motivo para tratar con desprecio a alguien a quién se llevan meses si ver, y sin dar una explicación de llamadas rechazadas. Es fácil salir de la vida de los demás, sin dar explicaciones, pues es sencillo ser cobarde e hipócrita. Lo difícil es afrontar los hechos con sinceridad y valentía... A nivel personal, prefiero una persona que sea consecuente con lo qué hace y dice, a los amables que te ríen y son incapaces de ser coherentes con sus actitudes ante la vida.
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