lunes, 27 de febrero de 2012

La delgada línea roja

El papel de UGT y Comisiones Obreras con respecto a su labor sindical en defensa de los trabajadores resulta casa vez más anecdótico e inexistente. Si bien sólo saben hacer la corte a los gobiernos socialistas, incapaces de plantarles cara ante la destrucción masiva de empleo, el descubrimiento de todo un tejido empresarial para su financiación nos hace plantear para qué están, pues se convierten en un tentáculo más de la patronal, ese némesis al que liquidar en pos de la lucha por los derechos del trabajador. Ya resultaba escandaloso que en esa pantomima que tildaron de huelga general contratasen cáterings para comer como los cerdos que son, que sus empleados estén contratados a través de empresas de trabajo temporal o que como he dicho en infinidad de ocasiones no hayan tenido los santos cojones de moverse para reivindicar un empleo de calidad en la anterior legislatura y ahora quieran ir de luchadores de puño en alto, cuando antes eran cómplices de la incompetencia del Partido Socialista y su indiscutible Líder Zapatero, al cual no osaban rechistarle por miedo a perder sus subvenciones y sobornos. Que los sindicatos mayoritarios están obligados a una refundación profunda es evidente, porque demuestran que su utilidad es nula al estar ausentes en miles de protestas contra diferentes decretos, como el de la administración paralela de la Junta de Andalucía o las oposiciones en desventaja, donde su ausencia ha sido criticada hasta la saciedad. ¿Así quieren defender el Empleo? Mucho tienen que cambiar las cosas para que estas organizaciones vuelvan a ganarse el respeto de la gente, pues sólo demuestran que están lideradas por un par de sinvergüenzas aburguesados que no quieren dejar la poltrona ni hacer porque se cree empleo, y mucho menos de calidad.

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