sábado, 5 de marzo de 2011

Los buenos nunca ganan

Acabo de leer la Patente de Corso de Arturo Pérez Reverte de esta semana, y si bien he de decir, no le falta la razón. Es más, diría yo que le sobra toda. Que este mundo se desmorona, hunde y va a a pique es tan evidente como que la muerte nos llega tarde o temprano o que los buenos han perdido toda batalla, siendo la victoria una utopía irrealizable. Los malos nunca pierden y eso se ve cuando nos hacen hablar el lenguaje que los políticos nos imponen y lo aceptamos sumisamente de forma aborregada. Al conformarnos con una mierda de trabajo que no da posibilidades de prosperar y tanto la misma mierda de sueldo que corresponde a dicho empleo, o situación de esclavitud, los buenos vuelven a perder. Cuando la pasividad se instaura en la sociedad y nadie se rebela, grita o hace algo, los buenos no vuelven a ganar. Como de costumbre, vuelvo a olvidar quién dijo que el triunfo del mal se daría cuando los hombres buenos dejasen de actuar. Y así ha sido. Es hora de entregar las armas. Los malos han ganado.

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