miércoles, 1 de diciembre de 2010

Leguaje no sexista, lenguaje discriminatorio

Cada vez estoy más convencido de la inutilidad de muchos técnicos y asesores que trabajan en los organismos oficiales. Gente que, contratados a dedo en la mayoría de los casos, nos tienen que decir cómo debemos hablar, pensar o entender la libertad, imponiendo una dictadura políticamente corresta. En lo que se refiere al lenguaje, ya me estoy cansando de diferenciar entre masculino y femenino cada vez que hablo en plural, y como la Lengua Española carece en estos casos de un género neutro y me niego a hablar de mis lectorarrobas (lector@s), a partir de ahora volveré a usar el plural que me ordena la RAE cuando deba hacerlo. Y francamente, me importa un bledo la corrección política. De hecho, quiero ser irreverente con tanta gilipollez absurda y demagoga, con tanta incultura. Estos técnicos del lengua, parecen no darse cuenta de la discriminación que existe cuando hablamos de parados y paradas, actores y actrices o miembros y miembras. No son conscientes de la brecha social que eso supone, y cómo destruye la igualdad ante el reinado de la vaginocracia y el mandato del hembrismo más radical e intolerante. Decir que la palabra futbolista es discriminatorio, no sólo demuestra el nivel de conocimiento de quien lo propuso, sino que es un grave error, pues es un vocablo que sirve pata definir a un profesional, sea del género que sea.
Ante este asesinato y adoctrinamiento del lenguaje por parte de la clase política y sus inútiles asesores, sólo llamo a la cordura, al sentido común, pues no debemos permitir tanta tontería absurda, pagada con el dinero de todos los contribuyentes, que podría y debería ser usado de otra forma más productiva.

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