miércoles, 28 de octubre de 2009

Virtudes, defectos y normalidades

Hace más de veinte años, un maestro nos comentaba que le preguntaba a su madre si los curas tenían necesidades fisiológicas, pues siempre creía que debajo de la sotana era diferente a lo que él encontraba en el interior de su ropa. Aquella respuesta de obviedad que sólo la edad podía dar, y no el colegio, que censuraba según qué conocimientos, no era tan obvia, pues se inculcaba que el clero estaba hecho de otra pasta. Hoy las cosas no han cambiado tanto, y creer que los personajes famosos por el hecho de serlo, la gente de la farándula y cualquier conocido es diferente al resto es algo que todavía mucha gente cree, y eso hace que la prensa rosa venda los momentos más desagradables y exentos de glamour de la imagen del personaje en cuestión. No sé por qué se demanda esto. ¿Tanto cuesta creer que, como decía Quevedo en uno de sur versos, que del cagar nadie se escapa? ¿O por el contrario, se disfruta sabiendo que la fama es un concepto efímero y todos somos iguales a los ojos del mundo o Dios?¿A dónde nos lleva esta incultura e interés por lo escatológico? ¿Por qué tratan de vender más que el trabajo de quién es conocido? ¿Por qué ese interés en lo banal y no en lo importante? ¿Por qué tantas cortinas de humo para ocultar la Verdad?

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