lunes, 26 de octubre de 2009

De borrachos, opiniones irrespetuosas y nada respetables

Este fin de semana he querido salir a dar un paseo, pues me encontraba extremadamente saturado y necesitaba desconectar un poco, ya que me sentía agobiado y quería evadirme un poco de la rutina diaria. Mientras degustaba y cataba un chupito de licor de avellanas, alguien se me acercó a saludarme, y preguntarme por mis padres, a lo que respondí que mi madre había fallecido, sin querer entrar en más profundidad ni dar más explicaciones, pues entiendo y comprendo que un sábado por la noche es el momento menos indicado para hablar de cosas personales. Pero no fue así, ya que mi interlocutor, ebrio hasta la saciedad y el hastío, se empeñó en opinar que afortunadamente nadie se queda aquí, porque de lo contrario esto sería un caos. Negándome a querer seguir con más conversación ni contacto con el, me levanté, no sin antes fulminarlo con la mirada y me fui a otro sitio, pero este me siguió y acosó con su filosofía barata de whisky rancio, que no de reserva. Existen muchas formas de decir las cosas, muchas opiniones, tantas como personas o momentos, la mayoría respetables y respetuosas, pero comentarios como el que escuché, si bien no sólo están fuera de lugar, se tratan de insultos hacia quien escucha, ofenden y no deben ser permitidos, tolerados o considerados. No obstante, la respuesta fue de lo más educada, pues una base para el respeto aunque no sea mutuo es esencial para demostrar que cada charla tiene un momento, y cada momento una explicación, y en la noche del sábado no estaba dispuesto a profundizar en mi propio dolor ni filosofías de alguien que no se sabe o no quiere ver incómodo.

2 comentarios:

  1. A veces un poco de violencia ayuda más de lo que destruye. Solo a veces pero hay que valorar que ocurre. Pam, y a otra cosa, el lunes hablamos y te lo explico capullo.

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  2. Pues sí, amigo dezaragoza, aunque yo no sería tan educado.
    Un abrazo.

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