lunes, 19 de octubre de 2009

¡Que la chupen!

Hace unos días que todo el mundo habla de la reacción de Maradona al finalizar un partido de la Selección Argentina contra otro rival que no recuerdo, pues el fútbol no me interesa lo más mínimo, criticando que fuese una reacción desacertada, por mandar a chuparla(sic) a aquellos a quién se enfrentó. Se trata de una reacción políticamente incorrecta, hecha en un momento de euforia, que más de uno habrá tenido cuando ha logrado algo, y no ha recibido el apoyo de aquellas personas en las que confía. Entiendo que no se retracte, que el Pelusa diga que son palabras que ha dicho, y dichas están. En esta época que corre, de moderación de cara a la galería, pero excesos cuando no se ha de mostrar nada, cualquier reacción que no entre dentro de esos cánones debe ser reprimida, condenada y hasta juzgada. No obstante, si se trata de políticos mediatizados que desean relanzar el fascismo, sólo les ríen las gracias. No voy a decir que Diego Armando Maradona hizo bien al soltar tal improperio, porque la verdad es que no es una reacción educada. Voy a hablar de su derecho a hacerlo, y de sinceridad. No podemos ser hipócritas y criticarla cuando permitimos los vergonzosos espectáculos a los que ciertos personajes nos tienen acostumbrados. No se puede criticar una reacción lógica y alabar la premeditación de las mentiras del corazón o un padre con ansias de protagonismo y grandes dosis de egocentrismo.

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