miércoles, 16 de septiembre de 2009

Movimiento de objeción de conciencia


Ayer tenía pensado hablar de un época que, si no se aleja en el tiempo, hoy parece que sea tan lejana como la Primera República. Quería acordarme de la Objeción de Conciencia, y de aquellas personas que no querían ir a la mili, el servicio militar obligatorio. Gentes que declaraban su pacifismo y a veces eran encarcelados por su insumisión al sistema, que los obligaba a realizar una prestación social sustitutoria si se negaban a vestir de uniforme militar y/o coger un arma. Conocí a muchos objetores, que se resignaban a cumplir con el Estado para eludir la prisión, perdiendo el tiempo con tareas insulsas administrativas, pero nunca conocí personalmente a ningún insumiso, y me hubiese gustado. Me hubiese gustado haberle preguntado muchísimas cosas, sus ideas, por su defensa de la Paz a costa de su libertad. Hoy, años después de la desaparición del servicio militar obligatorio, la objeción de conciencia y la insumisión quedan en el recuerdo de quiénes creímos y aún consideramos que la guerra y una militarización forzosa era y sigue siendo un error. Pero sólo son recuerdos, y de aquellos que objetaron y lograron que la mili desapareciera, nadie se acuerda. Nadie recuerda esa lucha. Pena que sólo se entienda la lucha cuando hay uniformes, armas y muertos, sin importar si son inocentes, civiles o militares. Eso sí, todavía exijo que los presupuestos militares sean para birras en los bares.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es importante