sábado, 22 de agosto de 2009

La Batalla del Tiempo

El silencio del Templo era notado aún más cuando los monjes se reunían para despedir a uno de los Maestros más antiguos, fallecido la noche antes, apagado con el paso de los años y el devenir del destino acabaron con la vida del Maestro. El Tiempo, que acecha pausado y sin prisas aguardaba la última batalla, el último combate, y allí estaban sus alumnos, en silencio, rindiéndole el último homenaje, dándole el último adiós. Su última alumna se convertía entonces en Maestra, y heredaba su conocimiento, afrontando el Sendero de la Vida en solitario, y preparada para recibir sus propios alumnos. Había llegado el momento de estar preparada, y sólo podría estarlo una vez que su Mentor hubiese sido incinerado, según las tradiciones del Templo. Tras ese requisito imprescindible, ocuparía el puesto que antes tenía el Maestro, podría compartir su conocimiento y depositar su sabiduría cuando llegase el alumno que estuviese preparado para ello, o fuese elegido por ella. Su peregrinar por la Sabiduría no había hecho más que empezar. Dejaba de ser Alumna para convertirse en Maestra....

A Lorena.

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