lunes, 23 de marzo de 2009

Racimos de inhumanidad

Ayer me dejaba frío un relato de Cuarto Milenio. No era por el miedo, ni el misterio de la historia narrada. Se trataba de una mirada, la triste mirada de alguien que, falto de afecto, sufrió el peor de los desprecios. En uno de los momentos tras la emisión del reportaje, Iker tuvo una expresión: racimos de inhumanidad, que me hizo reflexionar, una vez más, sobre la miseria humana, esa que tan presente está a nuestro alrededor, y que nos hace sacar lo peor de la condición humana. Si bien me dejó marcada la tristeza de una mirada, pude comprobar que no es difícil observar esa deshumanización actual, marcada por las apariencias de cara a la galería de personajes con cerebros enfermos y fachadas muy sanas, donde nadie quiere soportar a las personas auténticas, como decía Pedrote, un personaje de mi pueblo, Los Palacios y Villafranca. No sé a dónde nos lleva el reinado de la hipocresía y el egoísmo de aquellos que exigen empatía y no saben, ni quiere devolverla. Tan sólo sé que no voy a contaminarme, y que no quiero hacerlo, pues pese a que vivo dentro de un cesto de uvas podridas, su influencia no hará mella en mí. No me considero buena persona, ya que pienso que es algo muy difícil, pero eso no quiere decir que no luche por serlo. Sobran esos racimos, esas uvas podridas que lo contaminan todo.

2 comentarios:

  1. No sé bien de qué va el tema del que hablas (el reportaje de Cuarto Milenio) pero sí de esos racimos de inhumanidad. No te preocupes, tienes mundos diferentes donde evitar que la mierda te toque. No eres por tí por quien debes preocuparte, sino por tantos otros...

    ResponderEliminar
  2. ¿Y cómo los ayudamos, di no se dejan, dezaragoza?
    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Tu opinión es importante