jueves, 30 de octubre de 2008

Intermediarios

Todo el mundo sabe que el precio de un producto puede ser incrementado de forma astronómica desde su origen hasta el consumidor final, ya que una cadena de intermediarios se encarga de que así sea. Hace años, un escritor me comentaba que apenas cobraba un mínimo porcentaje en concepto de derechos de autor o ventas, que no llegaba al 10%, explicándome que eran muy pocos o los muy reconocidos los que superaban esta cifra. El resto, se quedaba por el camino. En el arte, el galerista expone y el marchante es el especulador de la obra, que puede alcanzar altísimos precios, pare recibir el autor una mínima cantidad, si llega a hacerlo, ya que no son pocos los artistas que tienen una altísima cotización después de muertos. Olvidar a la música y la industria cinematográfica sería un gran error, pues el revuelo formado con las descargas, ilegales o no, gratuitas o previo pago ha ocasionado que muchos artistas ofrezcan ellos su trabajo directamente al consumidor, evitando a las discográficas. Entiendo que se quiera cobrar por el trabajo realizado. Es lógico, pues la hipoteca y las facturas no se pagan solas, pero soy incapaz de entender o compartir que se especule con ese trabajo, ya sea alimentos, discos o arte. Es necesario concienciar y luchar por un comercio justo, donde la persona creadora, el productor en origen o el músico reciban lo qué les corresponde, y no sólo una ínfima parte que es el resultado de un reparto injusto que sólo beneficia a unos pocos a los cuales no les importa aquello que venden si no pueden sacar tajada de ello.

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