miércoles, 29 de octubre de 2008

Destruyendo libros

Ayer manifestaba mi descontento con la decisión de destruir la biografía de un político catalán en su reedición porque había verdades incómodas. Hablaban de hacer desaparecer, físicamente, los libros, lo cual veo como un atentado contra la Cultura y el Conocimiento, pues se priva de otras visiones de un mismo hecho. Este mundo de fachadas y escaparates para las diferentes galerías se va asemejando más al mundo orwelliano de 1984, con los diccionarios cada vez con menos palabras. Este hecho me recuerda la quema de libros que hicieron los nazis en la Bebelplatz de Berlín el 10 de mayo de 1933. Alguien dijo que quien empieza quemando libros terminará quemando personas. La destrucción de un solo libro va más allá de la quema, trituración o destrucción con las máquinas esas para reducir a mínimos trozos los documentos, oficiales o no. Cuando un libro es asesinado, permitidme la expresion, un trozo de nuestra libertad individual muere con él. Ananta Toer hablaba de una trilogía de la cual sólo se conserva Gadis Pantai, La Joven de la Costa, siendo destruidos los otros dos volúmenes, aunque tras su lectura, me atrevería a decir que este volumen es una reconstrucción de los otros tres. Es una pena que desde los poderes políticos o económicos, nos nieguen el derecho a disfrutar de la lectura, porque no todo es halago y peloteos varios...

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