lunes, 23 de junio de 2008

La democracia amenazada

Durante los días que ha durado la huelga de transportistas he visto las reacciones más diversas y distintas. Aparte de los apoyos o rechazos, hubo algo que me llamó la atención cuando la Policía Nacional cargó contra los manifestantes. No fueron pocas las críticas que escuché las órdenes del Gobierno. Era imposible comprender esta actitud, que parecía propia de regímenes totalitarios y dictatoriales, como el que sufrió España durante 40 años, y que muchísima gente pide a gritos que vuelva. Esto me da miedo y me invita a reflexionar, puesto que en una democracia que tanto ha costado lograr y tan consolidada, independientemente de lo que haga la clase gobernante, pedir su abolición para un retorno a la falta de libertad es muy peligroso. Alabar la labor de alguien que roba las libertades individuales y que manda asesinar a sus opositores hace que me plantee en qué está fallando la Democracia, y en qué está fallando la gente. Me pregunto por qué la ciudadanía desconfía y no acude a votar, pese a que ha sido un derecho conquistado a costa de la vida de muchas personas. Me da miedo que se empiece dejando de asistir a votar, y después apoyando a los líderes que no creen ni desean contribuir al pensamiento democrático, como nos demuestran en Europa al querer robar la vida de los ciudadanos y ciudadanas con esas jornadas laborales dignas de un mundo esclavista.

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