jueves, 26 de junio de 2008

¡Alto a la Guardia Civil!

Que en el mundo se ven cosas raras es una verdad tan absoluta como los conceptos de vida o muerte, de los que hablaba hace unos días. Hablemos de New York, la ciudad cosmopolita por excelencia, con sus avenidas, sus rascacielos, sus taxis amarillos... Y cómo no, con sus ladrones, que huyen como alma que lleva el diablo, desafiando a la Policía y a quiénes osen detenerlos, siempre y cuando no se encuentren con dos agentes de la Benemérita, que se encontraban de vacaciones. Puede que esto parezca una fantasía, pero no es así. Al grito de ¡Alto a la Guardia Civil!, unos hermanos que se encontraban en la Gran Manzana detuvieron a un caco, que había robado un bolso, reteniéndolo hasta que llegó la autoridad neoyorquina, a la que explicaron su oficio con ese inglés que se aprende de forma autodidacta. Seguro estoy que a más de un español allí presente ese grito tan nacional le despertaría el sentimiento patriótico y de camino un nudo en el estómago que desembocaría en una lágrima que se fuga. Y es que, como se suele decir en estos casos, Spain is different.

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