viernes, 14 de marzo de 2008

De cara a la galería

Para muchas personas es más importante la apariencia que muestran que lo qué son. No les importa tener comportamientos reprobables, delictivos o poco aconsejables con tal de dar una apariencia impecable, aparentemente llena de virtudes, pero sólo en apariencia. En Estados Unidos esta doble moral es tan común y habitual que es su forma de ser y su estilo de vida. No son pocos los escándalos sexuales o de otro tipo que salpican a la ciudadanía norteamericana, sobre todo cuando se trata de la clase política. Mientras se condena la prostitución y se promulgan leyes para erradicarla, muchos de aquellos legisladores son consumidores de servicios de lujo, que al ser descubiertos piden disculpas, creyendo que con eso basta. No basta con una disculpa y seguir de tapadillo. Eso es hipocresía. Si se quiere mostrar una imagen impecable, la mejor actitud es actuar de forma impecable. Los demás comportamientos son una farsa muy peligrosa que cuesta trabajo de entender a quienes ven las morales de doble filo como un ejemplo a seguir.

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