martes, 1 de mayo de 2012

El ombligo de Sevilla

Permíteme, admirado Arturo, que copie el título de tu polémico artículo sobre Sevilla y que suscriba todas y cada una de tus palabras, porque llevas razón. A esta Sevilla nuestra le hacía falta pararse a reflexionar sobre sí misma, ver que el Barroco pasó hace cinco siglos y entender que hay un Arte más allá de Zurbarán, Martínez Montañés o Murillo, cuya Inmaculada suelo pasar a ver en más de una ocasión.. Recuerdo que cuando estudiaba Artes y Oficios, mi estilo de pintura era despreciado y blanco de burlas por su modernidad, y eso que en aquella época yo tocaba el impresionismo. No quiero imaginar qué pensarían de mi última etapa como pintor o del cuadro que pinté el otro día.
No hace mucho hablaba con un amigo de la escasa oferta teatral sevillana, que se limita a las obras subvencionadas y pare usted de contar, ya que no se traen musicales, y las obras de renombre con los grandes de la Interpretación no perpetúan sus funciones más allá de los cuatro días de representación. Mismamente, y no en Sevilla capital, tenemos en mi pueblo, Los Palacios y Villafranca, un teatro de dimensiones titánicas, totalmente desaprovechado porque nadie viene a actuar. ¿Y quién tiene la culpa de eso? La incultura sevillana, que sólo se entretiene con la copla, el folklore y Manolo Orta. Afortunadamente, esto está cambiando y hay muchos creadores que critican esa Sevilla de pandereta y jarana, de faralaes y mantilla, porque hay que mirar adelante. Si bien es cierto que las tradiciones hay que cuidarlas, no podemos quedarnos anclados en el pasado y presumir de modernidad cuando de todos es sabido que se adolece de la misma. Siempre que viajo a Sevilla a hacer gestiones, ir de compras o sencillamente pasear, digo lo mismo: El sevillano de a pie no sabe lo qué tiene. Pasa totalmente desapercibido para él todo el conjunto arquitectónico y cultural de su ciudad. El sevillano no sabe disfrutar de una Catedral, unos Alcázares o Jardines de Murillo. Y es triste, porque todo el patrimonio histórico artístico se pierde en el maremágnum de las corruptelas administrativas y la incontinencia verbal de quien presume de conocimiento por muy bocazas que sea.
Sólo hay un pero en el artículo en el que no estoy de acuerdo: El cierre de librerías y la languidez de las bibliotecas, que cada vez están más llenas. No sé si será por la crisis o por las actividades culturales de las mismas. Un ejemplo a seguir es el de la Biblioteca Pública Infanta Elena, que rara es la semana que no hace una presentación con autores, ya sean conocidos o no. Otra de las cosas de las que presume Sevilla es del tapeo, esa utopía que desaparece en el momento en el cual te sientas a comer y te dicen que en mesa sólo sirven raciones o medias. ¿A qué viene engañar al personal así? ¿No es más fácil asumir y reconocer que eso sólo queda reservado a Granada o Jaén? Pero no, Sevilla sigue empeñada en ser lo mejor del mundo, ese paraíso al sur de Europa, cuando en realidad es una ciudad que podría ser maravillosa si no se empeñase en quedarse estancada en los tiempos anteriores a María Castaña.

4 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con tu artículo, brillante, inteligente y muy bien representado. Bravo y bravo, da gusto leer un escritor de gran talento como tú.

    Un abrazo

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  2. Agradezco tus palabras, querida Tatun, y que sigas ahí viéndome crecer como escritor.
    Un fuerte beso.

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    1. Acabo de leer el artículo del señor Reverte (suelo hacerlo prácticamente todas las semanas) y sin pretender quitarle una simple coma, por certero, más me ha gustado incluso la aportación tuya, amigo Cybernapia (si me permites este gesto tan cercano), porque dentro de ese narcisismo sevillano que nos rodea, pensaba que apenas encontraría nunca una mínima lección de humildad, en este caso desde dentro. Está claro que opiniones como la tuya, frescas y renovadas, hacen o deberían hacer bien en el futuro devenir de la ciudad.

      Un saludo...Y encantado de leerte

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  3. Así es, Anónimo. no está mal, de vez en vcuando, que nos den una cura de humildad, porque si no, nos creemos el ombligo del mundo. El placer es mío por conhtar con tus opiniones. Te espero por aquí.
    Un fuerte abrazo.

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