martes, 21 de junio de 2011

Indignados

El pasado domingo tuve la oportunidad de asistir a una de las múltiples manifestaciones convocadas por el Movimiento 15M, la cual discurrió en un ambiente festivo y sin incidentes. Muy lejos de las crónicas televisivas que hablan de convocatorias minoritarias, las calles por donde transcurría la protesta estaban plagadas de gente, de personas que se han rebelado contra los abusos de una clase política que sólo mira a sus intereses e ignora al pueblo para alabar y pelotear a banqueros a los que sólo les importa el dinero y el mercado. De una forma u otra, esto es una revolución como las de antaño, aunque en esta ocasión sin armas ni violencia. A pesar de haber vivido una tarde de emociones inenarrables e indescriptibles, estuve a punto de abandonar la protesta cuando empecé a leer folletos partidistas, en contra de ciertos partidos y abucheos delante de la sede sevillana del Partido Popular, ya que no estoy de acuerdo con que sea una única formación política la rechazada, ni que otros partidos apologistas de la progresía se pongan medallas para quedar bien con un movimiento que está harto de los abusos que todos, sin excepción, están aplicando, ya que este es un movimiento que ha salido del pueblo, ese ignorado por el poder y los Gobiernos, salvo cuando hay que pedirles el voto. El domingo en Sevilla y en otras capitales sólo había personas indignadas, con diversidad de ideologías o sin ellas. Personas que no entienden ni quieren aceptar que sea el pueblo el deudor de una situación de la que no es culpable. Personas que deben y merecen ser escuchadas de una vez por todas, no sólo cuando hay elecciones.

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