jueves, 12 de mayo de 2011

Más allá de la campaña electoral

Durante este período electoral quiero evitar hacer campaña a favor o en contra de las diferentes candidaturas, pues creo que no debo involucrarme más allá de mi derecho y deber de votar el día de las elecciones. Sin embargo, quiero reflexionar hoy sobre las malas artes y el insulto fácil, zafio y vulgar. Cuando se acaban los argumentos porque ya está agotada la credibilidad, se recurre a la compra de votos y voluntades, a la descalificación personal de candidatos y familiares, y sobre todo a la falta de respeto, comportamientos alejados de personas que se definen a sí mismas como demócratas, tolerantes y respetuosas. Creo en una contienda justa, bella, con discursos que emocionen y lleguen al corazón, exentos de odios, de revanchas y descalificaciones, y como tal exijo que no se toleren pasquines anónimos, que se condene unánimemente si algún candidato es vejado y se vierten palabras contra su persona y familia. Nadie tiene por qué soportar este tipo de descalificaciones y sí recibir el apoyo de sus contrincantes. Porque es necesaria una pluralidad política y un debate real, respetuoso, positivo y que aporte, no peleas y riñas de taberna o aireamientos de trapos sucios, como suele estilar la prensa del corazón y lo programas de cotilleos, así como impresentables como Berlusconi o cualquiera que mancille el significado real de la Democracia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es importante