jueves, 14 de octubre de 2010

Oferentes de empleo

En honor a la verdad, no sé si estos políticos actuales son incultos, o directamente gilipollas. O ambas cosas a la vez. Con ese afán por machacarnos, agobiarnos y acosarnos con la dictadura de lo políticamente corresto, se inventan otro término más para definir a los parados, que es el de oferentes de empleo. Supongo que no habrán consultado la definición de la RAE, que nos dice que oferente es quién ofrece. Es decir, los oferentes de empleo son las empresas, y no los demandantes, puesto que los desempleados carecen de trabajo y no pueden ofertarlo ni ofrecerlo. Como si no tuviésemos ya bastante con las miembras, las constantes patadas al diccionario y tantas perlas que necesitaría toda Internet para enumerar y clasificar, vuelven a marear la perdiz una vez más. De manera innecesaria, como viene siendo habitual. Ese afán por usar la retórica para camuflar la realidad no es nada nuevo, pudiendo encontrar ejemplos en la novela 1984 de George Orwell o definir un comportamiento absurdo, según mi punto de vista, pues la realidad y la verdad sólo tienen una forma. Dejando la elegancia para sastres y el estilo literario para escritores, lingüistas, periodistas y quienes amamos la palabra, no estaría de más rogar y hasta exigir a la clase política que se dedique a combatir la corrupción, recuperar la honradez y dedicarse a gobernar, en vez de tanto mandar y perder el tiempo en nimiedades o gilipolleces.

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