¿Arte o mercancía?

De manera habitual, suelo colaborar con instituciones públicas prestando parte de mi colección pictórica personal, pues desde hace muchos años suelo dedicar parte de mi tiempo a elaborar e investigar cuadros. Al no tratarse de una afición que me reporte beneficios económicos, tomo la pintura como un hobby más, con el cual pocas veces me lucro. No obstante, me tomo muy en serio dicha afición, gustándome poder exponer y mostrar mi obra. Creo recordar que son once los años que llevo exponiendo aquí, en Los Palacios, siempre muy agradecido al Ayuntamiento y los diferentes delegados que se han hecho cargo de la Cultura o la Juventud. Sin embargo, este año mi enfado no ha hecho más que ir en aumento, al ser convocado con apenas tiempo de elaborar nada, y ver cómo los encargados de la sala de exposiciones destrozan una de mis obras al no poner cuidado y mimo en su manipulación, lo cual me hace dudar seriamente de si esa persona debe trabajar para con la Cultura, ya que si no es capaz de entender que cuadros, esculturas o fotografías son obras de arte y no mercancía, su labor allí sobra y es harto prescindible y debe ser despedida o sancionada severamente por su grave falta de cuidado. Estoy harto de estos incompetentes carentes de la mínima formación, que ocupan puestos que no se merecen, por culpa de un nepotismo vergonzoso e ignominioso, a los cuales les importa una soberana mierda si el cuadro es de Perico el de los Palotes o Tàpies, porque para ellos tan sólo es una decoración en su lugar de trabajo, siendo incapaces de respetar a la Cultura y sí reverenciar a la diosa Pelota en su templo. No quiero ver más incultos trabajando en entidades culturales, y sí a gente, a personas preparadas para ello, con título o sin él, que es lo menos importante. ¡Por favor respeten a los autores! Porque destrozar una obra de arte es otra forma de insultar a quién la realiza.