domingo, 14 de febrero de 2010

¡Alto el fuego!

Del Alto Mando Imperial llega la orden de detener la contienda, de dejar de disparar, de replegar nuestras fuerzas. Los tanques detienen sus orugas, y los vehículos aéreos se posan en el suelo para recogernos. Un suelo cubierto de sangre, muerte y vísceras. Me detengo a mirar el campo de batalla, la desolación causada por ambos bandos, por nosotros, el 7º Regimiento de Searus, perteneciente a la Gloriosa Guardia Imperial. Sólo escucho el viento que recorre el lugar. En mi recuerdo sólo quedan los gritos de mis compañeros, mis amigos, mis hermanos, como un pensamiento lejano, aunque no hace tanto que clavaba mi bayoneta en el estómago de un orko, pues debíamos purgar este planeta de la amenaza alienígena. Los bólteres de los Ángeles Sangrientos terminaron sus oraciones y se retiraron. Yo paseo entre tanto cadáver, contemplando la masacre, los rescoldos de esta absurda guerra, y con miedo a que mi comisario me ejecute por mis pensamientos, por mis palabras, pues no creo en esta guerra, en esta batalla absurda, ya que pienso que son innecesarias. Quiero regresar. Quiero tomarme una cerveza al lado de mi casa. Estoy harto de estar en la otra punta de la Galaxia.

3 comentarios:

  1. He aqui que que el valle vuelve poco a poco a su silencio natural, aun quedan lamentos y llantos de dolor, a lo lejos las naves descienden para recoger a los supervivientes, pero yo ya no volveré con ellos, un guardia imperial se pasea entre los cadaveres, mirando asqueado en lo que nos hemos convertido, Yo tambien, pero he decidido parar, y levantarme ante mis superiores, mi vida y la de los mios valen mas que la del emperador y sus malditos mandatarios, ahora soy libre, ahora dejare este campo sangriento, y dejare que los imperiales se partan las espaldas, yo empezaré a partirsela a todo a quel que se interponga en mi camino hacia la libertad, imperial, soldado u Orko, me da lo mismo, yo soy yo y de nadie mas.
    La verdadera batalla solo acaba de empezar.

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  2. Mi brazo, donde la insignia de mi batallon ha estado tatuada durante decadas, ahora esta en el suelo fuera de su sitio, el dolor de la ausencia me alegra a la vez que me apena, no se si algun dia volveré a poder tener un nuevo brazo, pero ya no pueden localizarme, en el tatuaje esta el localizador vital, se han roto las conexiones, ahora soy libre, espero que el Imperial no me vea, debo salir de aqui sin ser visto, debo llegar a Derrylsun, en el circulo exterior, menos mal que la flameblade me cauterizó la herida si no estaria como mis compañeros, muerto.

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