miércoles, 25 de noviembre de 2009

Gadafi y las fiestas

No puedo dejar pasar ni un solo día más sin gritar contra el machismo y quienes lo defienden, hacen apología del mismo y consienten que dictadores, personajes y demás calaña traten a las mujeres como simples objetos, y sobre todo quiero llamar la atención sobre el escándalo de Gadafi y sus fiestas privadas, esta vez en Italia, con el beneplácito de su primer ministro, cuyo nombre prefiero no volver a escribir aquí. El dictador que ordena y manda en Libia solicita a 200 señoritas de buen ver, de entre 18 y 35 años, para, según él, enseñarles el Islam, y ofrecerles el Corán como presente, aparte de los 70 o 100 euros de sueldo por asistir al evento lúdico-festivo. Y nadie levanta la voz en contra. No he visto una sola opinión contraria, ni debates abiertos ante tal desfachatez. ¿Y se supone que debemos luchar por la igualdad? ¿Y vemos cartelitos hipócritas contra la prostitución en Sevilla? ¡A ver si hacemos gala de sinceridad de una vez por todas y olvidamos y obviamos las moralinas! Pero claro, se condena a niveles bajos, anónimos, y se olvidan y obvian cuando hay cantidades astronómicas y vergonzosas de dinero para fomentar la prostitución y la esclavitud sexual. Cuando pasa una sola hora del Día Mundial(o Internacional) contra la violencia de Género, grito contra estos personajes y sus apologistas, defensores y seguidores. Ya está bien. Ya está bien.

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