miércoles, 9 de septiembre de 2009

Fábricas de aprobados

A veces me sorprendo del nivel intelectual de la gente, de su conocimiento, de su inteligencia, o mejor dicho, de la ausencia de las mismas, sobre todo si esas personas poseen carreras universitarias o títulos obtenidos en las mismas. Su única aspiración es obtener el aprobado y terminar los estudios. Punto. No hay más, y creo que eso es un gran error, ya que no se aprende absolutamente nada, lo que hace que hablemos de una figura: el analfabeto universitario, alguien exento de motivaciones, que sólo lee las biografías obligatorias, hace acto de presencia, que no asiste a conferencias, por el certificado que se expide estudia para pasar su examen y nada más. No pretende ni quiere otra cosa que no sea pasar de curso. Ciertamente puede ser comprensible por la capitalización de las Universidades, convertidas en empresas que venden asignaturas, comerciando con las ilusiones de aquellos y aquellas que quieren aprender, pero eso es otro tema del que hablar. Valoro con una gran tristeza esta desenseñanza y esa falta de ganas del alumnado, y que profesores y profesoras con ganas de enseñar arrojen la toalla en un sistema que sólo valora el título y no el conocimiento, enfermo de una titulitis que no valora la experiencia, pues sólo le interesa la cantidad de diplomas de la gente. Supongo que es más interesante y productivo crear borregos, universitarios o no, que hacer una sociedad más sabia, más inteligente y más preparada. Aún así me sigo preguntando ¿Por qué se teme tanto el conocimiento?

4 comentarios:

  1. Ya dijo Pascal en su momento que no hay nada más peligroso que un tonto universitario...

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  2. Ahí lo has clavao, dezaragoza.
    Un abrazo.

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  3. No se teme al conocimiento, mas bien al esfuerzo que esto supone...

    Beso

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  4. Pues sí, querida Belén... Demasiado hedonismo y cultura de la ausencia de esfuerzo.
    Besicos.

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