miércoles, 10 de junio de 2009

Redes sociales

Decía Rosendo Mercado en su canción que no había que pensar en la tristeza si no se veía sonreír, que era simplemente despiste, justificando unas maneras de vivir. Desde la proliferación de las redes sociales como el Facebook, el Tuenti, Twitter y demás, he podido comprobar que no sirven para conectar a las personas entre sí, sino para un lucimiento personal y una creación de fachadas vacías que esconden oscuras y/o vacías trastiendas. Si en las fotos publicadas la sonrisa no está presente, nadie se molesta en tratar de conocer a la persona en cuestión, y gentes que sobrepasa la treintena actúa como adolescentes de menos de 15 años. No lo entiendo. Son personas a las que se les supone una madurez y una estabilidad emocional, y sólo valoran al resto por su nivel socioeconómico, el peinado de moda y el cuerpo que tengan. De nada sirve lo qué aporten, lejos de físicos increíbles o una apariencia lejos de las modas y la metrosexualidad más absurda. Las redes sociales se han convertido en una Galería de Vanidades, donde los mejores son quiénes más se exhiben sin pudor, haciendo el ridículo u otras cosas que vaya usted a saber, lo cual es una pena, pues existen muchas personas que pueden aportar una riqueza y un interior tan rico que sería una lástima desperdiciarlo por el absurdo interés, tan de moda, de valorar a las personas en relación a su físico o cuánto son capaces de sonreír.

3 comentarios:

  1. ¿Has oído hablar de la adultescencia?. Pues de ellos es el mundo...

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  2. NO se si has ido a algún bareto ultimamente pero siempre ha sido así...

    Besicos

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  3. Como siempre digo, y después los frikis somos los inmaduros, dezaragoza.
    Un abrazo.

    Y esa superficialidad, querida Belén, ¿a qué es debida?
    Besicos

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