sábado, 20 de diciembre de 2008

Cuento de Navidad (II)

El calor de la chimenea hacía mágica aquella mañana, en la cual observaba el blanco paisaje que nos rodeaba, mientras degustaba un tazón de chocolate caliente. Me desperté cuando hube descansado de la noche anterior, reunido con la gente que quiero, y tras desterrar las prisas más allá de cualquier sitio recordado. Eran unas fechas muy especiales, cargadas de sentimiento y añoranza a la vez, pues todo el mundo deseaba que el año terminase, ya que había sido el peor de nuestra vida. Mientras observaba el exterior, cubierto de nieve bajo un sol de justicia, sonreía emocionado, a la vez que saboreaba el chocolate con pequeños sorbos. Siempre había soñado con unas Navidades blancas, y aquellas eran las primeras en todos los sentidos. Como cada mañana, fui al salón, para ver la prensa, empaparme de la actualidad diaria, que pocas veces podía alegrarme el día. Sin embargo, aquella mañana nada tuvo que ver con las anteriores vividas. Los periódicos relataban la noticia más esperada. Todas las rotativas, de la ideología que fuesen, deportivas, económicas o generalistas, relataban la misma noticia: La Paz ha llegado al Mundo. Se acabaron todas las Guerras. Más información en páginas interiores.
No pude contener las lágrimas.

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