sábado, 13 de diciembre de 2008

Alba

Se llama Alba, ahora tiene ocho años, y su caso se dio a conocer a la opinión pública tras una paliza que casi le costó la vida, y cuyas secuelas arrastrará el resto de su vida, pues no fue la única vez que recibió golpes por parte de su madre y el compañero de ésta. Escalofriante la noticia en aquel ya lejano 2006, no dejando de serlo veinticuatro meses después, cuando se celebra el juicio. Si incomprensible me resulta que un macho -distante de ser hombre- mate a una mujer, que una pequeña criatura que empieza a despuntar en los primeros años de su vida deje de ser tratada con el cariño y el afecto que se merece, me parece cuanto menos cruel y por supuesto intolerable. No comprendo cómo se puede aplicar semejante violencia ante una niña indefensa, se me escapa al entendimiento. Soy incapaz de asimilar que se pueda ejercer tanta violencia contra alguien que, durante nueve meses, ha estado en el vientre de su madre, o que permita ésta que otra persona la agreda, dejándola indefensa con su agresor. ¿Dónde está el amor de una madre? ¿Dónde está su instinto? ¿Por qué se actúa de forma tan egoísta? Preguntas sin respuesta, preocupaciones por la crueldad humana, reflexiones de la supuesta civilización de la que tanto gusta presumir...

2 comentarios:

  1. No hay amor en esos casos...

    La hermana de una amiga mía ha adoptado a un niño, le hicieron muchísimas pruebas y exámenes psiquiátricos para ver si se podía hacer cargo del niño... creo que nos deberían hacer un examen para ser papas...

    Besicos

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  2. Pues sí, no estaría mal... Pero también deberían enseñarnos a amar, que a odiar lo hacen día a día...
    Besicos.

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