Tradicionalmente, el papel de la mujer en la Semana Santa ha estado muy relevado a la participación pasiva, prohibiéndose que pudiesen procesionar en algunas cofradías sevillanas, cuyo rol estaba vetado. Hace unos años, se sugirió por parte del Arzobispado que la mujer tuviese la opción de vestir la túnica de su Hermandad, y ya son sólo siete las que mantienen la prohibición, absurda, ilógica, anacrónica y machista, según mi parecer. En un mundo donde la mujer cada vez va teniendo más peso, los estatutos deben tenerlas en cuenta, no sólo para vestir a las vírgenes o pagar las cuotas, pues de todos y todas es sabido que el fervor es algo que no entiende de géneros, clases o distinciones. En un sitio con una tradición cofrade como es Sevilla, esta decisión tomada por Hermandad de Pasión debería ser celebrada y difundida, e incluir a las nazarenas en su nombre, para ser llamada Archicofradía del Santísimo Sacramento, Pontificia y Real de Nazarenos y Nazarenas de Nuestro Padre Jesús de la Pasión y Nuestra Madre y Señora de la Merced. Sería todo un logro y merecería la admiración de aquellos que están en la Junta de Gobierno, por los motivos anteriormente expuestos.
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