miércoles, 30 de enero de 2008

Adiós con el corazón, que con el alma no puedo

Se acaba el tomate. Telecinco ha decidido cancelar el programa del corazón, lo cual es digno de agradecer. Durante cinco años, esta emisión líder de audiencias ha conseguido mantener a millones de telespectadores delante de la pantalla, con un periodismo zafio, burdo y falto de profesionalidad, pues sólo trataban de ganar audiencia a costa de todo y de todos. La verdad sea dicha, no he visto nunca el programa, salvo trozos de una información que podía llamar mi atención, pero soy incapaz de mantenerme 45 minutos esperando, mientras nos bombardean con informaciones faltas de veracidad y contraste, así como con entrevistas faltas de respuesta por parte de aquellos que eran acosados por los periodistas, muchos de ellos gente en práctica, con sueldos vergonzosos, si no becarios. ¿Qué mas puedo decir? Que me alegro de que este programa desaparezca de la parrilla televisiva. Sobraba desde el primer momento que se emitió... Sé que va a haber una manifestación por esto en las puertas de Telecinco. Como si no hubiese cosas más importantes... Pienso que esto es una estrategia para distraer la atención sobre la crisis que se nos viene encima... Desde la época romana siguen usando los mismos métodos para que el pueblo no piense: Pan y circo. Así ha sido, y por desgracia no va a cambiar, aunque muchos tratemos de hacer que esto pare. Aquí hay tomate se deja de emitir, pero ¿con qué seguirán haciendo a la gente inculta?

1 comentario:

  1. Hombre, el Tomate cuando empezó tenía cierta gracia, porque hacían humor. Realmente era una copia de "Mamma Mía" que era un programilla MUY divertido de Telemadrid (aquella Telemadrid), que no sé si pusieron en Canal Sur. Luego se convirtió en un concurso de profanadores de tumbas.

    Y lo peor llegó cuando JJ Vázquez, que a decir de casi todo el mundo del medio es una buena persona, culto, gracioso... se convirtió en una reinona intocable incapaz de reírse de sí mismo. Ahí, me parece, se dieron ellos solitos la puntilla.

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