Vacaciones insólitas

Una de las cosas que hacen evidente esta crisis económica actual y que tanto ha tardado en reconocer el Gobierno, es el cierre de las inmobiliarias. Las cosas no son nada fáciles para nadie, eso es algo evidente y que todo el mundo sabe. El año pasado por estas fechas veía miles de ofertas de empleo en el sector, y hace unos días comprobaba cómo una agencia cerraba por vacaciones. Es algo inusual y extraño, pues pensé que la especulación no tenía descanso estival, ya que había pisos que vender y se necesitaba que las carteras de clientes estuviesen siempre atendidas, por miedo a que otros cuidasen a los clientes. Hoy esa situación ha cambiado. Bajo mínimos, el vendedor o vendedora, se toma unas vacaciones, sin necesidad de que alguien gestione su trabajo. Qué extraño. Ya no es necesario atosigar y hostigar al cliente... Decían que esto no pasaría. Pero hoy por hoy las oficinas cierran por quiebra o por vacaciones, y quienes tienen el empleo en este sector van a la calle o toman todos el descanso el mismo mes... El refranero popular tiene razón cuando dice que cuanto mayor es la torre, mayor es la caída (y más ridícula), y cuando repite las palabras de Sir Isaac Newton al afirmar que todo lo que sube tiene que bajar.