La avaricia e interés que mueven a las entidades de gestión de derechos de autor no tiene límites, y su voracidad es tal que sólo piensan en recaudar y gravar los diferentes soportes sin importarles nada más. Si la
SGAE es
sobradamente conocida por su cruzada contra la descarga gratuita en Internet y su robo de la presunción de inocencia con la implantación del canon digital, ahora otra entidad se une a reclamar su parte de la
tarta del
copyright. En esta ocasión, la
VEGAP, encargada de velar por los autores visuales y sus herederos, exige que cualquier reproducción de una viñeta, página o varias de
cómic pase por caja, sin importar si la obra está concebida para su libre distribución o reproducción, algo que se vería
a posteriori, una vez cobrado el
impuesto correspondiente. Cuando el
cómic no era más que un entretenimiento minoritario, nadie veló por los autores de las diferentes editoriales, que percibían un mísero salario cuando lo cobraban, mientras las empresas se forraban a su costa, sin darles un céntimo en concepto de
royalties, lo cual ocasionó más de un juicio. A pesar de la crisis permanente del sector, el tebeo ya no es sólo un entretenimiento minoritario y empieza a ser visto como una forma de lectura más, pese a lo que la gente
normal piensa. Esto hace que necios desalmados quieran reclamar algo que no les corresponde, porque lo recaudado nunca llega a quien debe recibirlo, como sucede en la
SGAE. ¿Dónde va ese dinero? Pedir derechos de autor por los
cómics será el asesinato alevoso del 9º Arte, ya que no se produce tantos beneficios como se piensa, y algunos creadores ni siquiera son profesionales al carecer de un sueldo que les permita vivir de ello y dedicarse en la mayoría de las ocasiones a otras profesiones ajenas al mundo de la viñeta.